Las grandes, las de un metro por metro y medio, se piden más, pero en los últimos días se llevan de todo, también pulseras y cintas con los colores de España
Durante años se repitió que los españoles solo sacábamos nuestra bandera por los éxitos del fútbol. Era falso.
En vísperas del referéndum ilegal del 1-O, los balcones de media España muestran lo que los fabricantes y vendedores confirman sin ambages: el desafío secesionista ha despertado el orgullo español.
La venta de enseñas nacionales se ha cuadruplicado en las últimas semanas, contándose por miles e igualando y superando cotas reservadas al deporte.
«Apenas damos abasto, es una locura».
Los profesionales del sector coinciden en que el 1 de octubre ya está al nivel de las finales del Mundial y las dos Eurocopas, creando una suerte de analogía con Viena, Johannesburgo y Kiev.
Si bien los clientes habituales son instituciones públicas y ayuntamientos, la unidad ante el independentismo ha espoleado a los particulares, que en las últimas horas acaparan las compras.
Turistas catalanes en la capital aprovechan para llevarse un emblema que se les niega en su territorio.
Como subraya Ignacio S. Calleja en ‘ABC‘ este 29 de septiembre de 2017, la respuesta espontánea de los españoles se reconoce en todas las regiones, de punta a punta.
«Las grandes, las de un metro por metro y medio, se piden más, pero en los últimos días se llevan de todo, también pulseras y cintas con los colores de España».
La Ley, España, las banderas y un tío con dos pelotas