Lo habitual es que las reuniones entre profesores y padres tengan un protagonista: el alumno/hijo.
En ocasiones, sin embargo, los protagonistas son los padres.
Uno de ellos está arrasando en redes sociales tras relatar la «bronca» que le echó la profesora de su hija de tres años en la última tutoría:
Pues acabo de salir de la reunión trimestral con la tutora de mi hija de tres años, la de Trapillo. Desde entonces le hago bastante la pelota y ella está bastante seria. La profesora, digo.
Me ha cateado. Os cuento.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018
«Ha sido una hora de chorreo continuo».
La bata. Que dijo que no la pusiéramos el lunes en la cartera abrochada. Dobladita y limpita, pero sin abrochar. Que luego ella las tiene que desabrochar todas. PARA UNA COSA QUE HAGO BIEN Y ESTÁ MAL.
Eso cuando la trae. Que haga el favor de no olvidarme más.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018
Ha sido una hora de chorreo continuo. Resulta que: no ha llevado el cuaderno de inglés que tengo en casa todavía con el plástico. «No sabía que tenía que traerlo ya». Me dice que le dio una nota a la niña. Pero vamos a ver.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018
«Me ha cateado», comienza el relato del padre, que está barriendo en redes sociales y con motivo.
Que tenía que traer una garrafa de agua vacía para hacer un tambor. «Ya la trajo», respondo satisfecho. «Al cabo de un mes». «Es que teníamos que bebernos el agua primero, jeje». No le hace gracia porque ni me mira.
La reunión se va torciendo.— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018
Ni cuaderno de inglés, ni bata, ni garrafa de agua. Y encima bromitas. Efectivamente, la conversación va a ir a peor:
Que no hemos puesto el nombre en toda la ropa. «Vale, lo siento, es que son muchas prendas…». Respuesta: «A ver, no es tan difícil, con un rotulador es un momento».
MIRA. Ya te digo que bordar el nombre no lo bordaré. Pero pintarrajear la ropa tampoco. Me tengo que poner, vale.— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018
La goma en las chaquetas. «Poned por favor la gomita en la chaquetita», habla así, en diminutivo. «¿Pero si lleva capucha hace falta goma? ¿No la puede colgar de la capucha?». La respuesta me deja sin argumentos: «No». El tema de la goma en la chaqueta merecería un hilo aparte.
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018
Pero como ve que el tema me apasiona, profundiza: le falta el estuchito con el cepillo y la pasta de dientes (se lo puse en la bolsa a principio de curso y se ha desintegrado), la toallita, el babero («¿si ya trae bata para qué babero?», «ES QUE NO TRAE NI BATA NI BABERO»).
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018
Tras repasar una larga lista de cosas en las que está fracasando como progenitor, la conversación llega al meollo:
«Por cierto, tu hija muy bien, estoy muy contenta». JODER MENOS MAL.
Ahora la duda que tengo es si mi hija pasará de curso pero a mí me harán repetir y me tendré que encargar de algún niño nuevo o algo. ¿Sabéis si eso ha pasado alguna vez?
— Eugenio d’Ors (@ra_LA_me) 27 de noviembre de 2018