¡No aguanto a este chaval!

¿Tienes hijos adolescentes?… pues puede que estén en peligro

Claves para una mejor relación entre padres e hijos

¿Tienes hijos adolescentes?... pues puede que estén en peligro

Las relaciones entre padres e hijos, especialmente adolescentes, se hace cuesta arriba para las dos partes.

Y más en vacaciones o festivos, porque se pasan más horas juntos, o no tan juntos, y el hecho de que no haya clases y actividades hace que parezca que los chavales hacen menos y que los padres solo saben echar la charla…

¿Qué hacer? Estos días os queremos dar unos tips en boca de Claudia Rodríguez, una joven adolescente de 18 años que te deja con la con boca abierta cuando da sus ponencias en los seminarios de meditación #YOAHORA que imparte Ursula Calvo, por su sensatez y madurez.

Una chica normal, que estudia psicología y entre otras muchas cosas, explica como acompañar a los chavales cuando tienen las hormonas tan revolucionadas y cómo se sienten.

No os creáis que se trata de ‘echarle la charla a los padres’, sino de acercar posturas y saber entender qué les pasa a esos jóvenes que abren alas ante un mundo incipiente que está descubriendo desde que realmente nacieron, pero que en la adolescencia los padres vemos, que se nos rebelan y eso que nosotros solo queremos protegerles y mantenerles en la gran burbuja que le hemos creado y que, como también os hemos hablado en otras ocasiones, la inteligencia emocional nos cuenta que es mejor que exploren… eso no quiere decir que lo llevemos al extremo de que tienen que probar todo y que pongan en riesgo sus vidas.

En esta labor hay muchas personas y organismos implicados que quieren enseñarnos a manejar las emociones y darnos herramientas para ello.

P: ¿Por qué reaccionan los chavales así? CR: Hay jóvenes algo más rebeldes que son de contestar y de tener la última palabra.

LLEGA UNA EDAD EN LA QUE LOS HIJOS CUESTIONAN A LOS PADRES A LOS QUE TENIAN IDEALIZADOS SIMPLEMENTE PORQUE TIENEN QUE CUESTIONARSE LAS COSAS

P: ¿Por qué? CR: Porque tú estás en una etapa en la que necesitas reafirmarte y necesitas testar por donde ir y por dónde no. Por ejemplo, yo tenía a mis padres idealizados y llega una edad en la que les empiezo a cuestionar y digo «oye a lo mejor»… y ¿por qué? Pues porque estás en una edad en la que tienes que cuestionarlo todo.

NO SE PUEDE IMPEDIR QUE UNA PERSONA TESTE, ES ALGO NATURAL, PERO SI QUE SE PUEDEN ESTABLECER LIMITES DE SEGURIDAD P: Pero por algo que pasa o porque…

CR: Es una necesidad del ser humano, tienes la necesidad de aprender con eso. Imagínate que siempre nos lo creyésemos todo. Necesitamos tocar algo a ver qué pasa. Pero cuando tocas y no debes de tocar, debes tener un efecto que no te guste, así de simple. Si te encaras con tu padre o con tu madre y no pasa nada, vas a seguir encarándote más veces. Ahí es donde hay que poner los límites. No puedes impedir que una persona teste. No puedes pretender impedir eso, porque es algo natural del ser humano y ha sido así desde que es ser humano y el ser humano sigue aquí… Entonces no se puede frenar eso, pero lo que sí que se puede es establecer esos límites para establecer seguridad para que una persona no se pase.

LA MEDITACION CLAVE PARA BAJAR LA AGRESIVIDAD Y LA IMPULSIVIDAD DE LAS PERSONAS P: ¿Para qué vale la meditación? CR: Pues porque si tú estableces unos hábitos de meditación, verás que la meditación lo que hace es bajar la impulsividad muchísimo, como la agresividad y además, fomentas de alguna manera la introspección.

SIEMPRE HABLAMOS DE LAS HORMONAS DE LOS ADOLESCENTES, PERO Y LA MENOPAUSIA O LA CRISIS DE LOS 40, ¿QUE? P: Entonces la meditación es ¿para los padres o para los chavales? CR: Para los dos. Yo intento que los padres den ejemplo.

La meditación simplemente es tomar consciencia, es vivir el momento presente, darte cuenta de las cosas e ir un poco más allá. Si eso lo aprendes desde que eres muy joven, no vas con esa inercia, te va a costar menos aprender y modificas muchas de las reacciones físicas que tenemos de adolescentes porque, a esas edad, se están moviendo muchas hormonas…

Porque siempre hablamos de las hormonas de los adolescentes pero, y la menopausia qué? ¿Y la crisis de los 40? Que son un montón de hormonas… pero si enseñas a meditar a ese chaval, a lo mejor, va a ir gestionando mucho mejor todas esas cosas… No te digo que vaya a dejar de testar porque es una necesidad. Hay niños que testan más, hay niños que testan menos, hay chavales que pasan de todo y hay chavales más o menos rebeldes; es la personalidad de cada uno. Y con la meditación moldeas un poco. Esa persona se va dando cuenta, potencias que actúen más con el racional que con el lucha-huida. Vas a potenciar que no pasen de todo y que no se rebelen contra todo.

P: ¿A partir de que edad se debe y se puede meditar? CR: Desde los 5 años de edad.

P: ¿En qué punto estabas para ponerte a meditar o que viste en tu madre para comenzar a meditar? CR: En 2º de bachillerato, cuando tenía que entrar en la carrera de medicina, yo estaba agobiada, y al final cuando te agobias comienzas a ser un poco insufrible. Sin embargo, yo veía que mi madre no se agobiaba ante nada… Mi madre (Ursula Calvo) siempre ha sido una persona a la que yo he admirado mucho porque siempre ha tenido mucho éxito, todo el mundo la quiere, es súper guapa, y es una mujer que tiene mucho carácter, pero a la vez es muy cariñosa, comprensiva, flexible algo que no estamos acostumbrados a ver, porque si tienes mucho carácter es que parece que siempre vas enfilado y si tienes la apariencia de buena, resulta que eres una esponjita, y mi madre tiene mucho de los dos. Y yo veía que cuando se tenía que poner a trabajar, trabajaba, en plan sabiendo lo que quiere y como lo quiere, y tira por ello. Y vi en ella la actitud de si no sale como yo quiero, no me detengo, tiro hacia delante. Y yo comenzaba a ser insufrible.

Y ya no solo no te soportas tú porque no estás bien sino que los demás se alejan…. Y yo quería ser un poco como ella en el sentido de «quiero trabajar cuando tenga que trabajar, quiero salir cuando tenga que salir» y entonces ella me dijo: «Siempre te he dicho que es la meditación, que cuando meditas…» Y le dije: «Vale enséñame a meditar». Además estaba a dos semanas de los exámenes y cuando tienes exámenes te apetece hacer de todo menos ponerte a estudiar, porque basta que tengas un examen para decir bueno «a ver que puedo hacer… que meditación, pues meditación».

Se preparó un curso de un día para mí y para una de mis tías que también me dijo que quería meditar. Como nos conocía a las dos fue a tocarnos donde sabía… Yo era muy escéptica si no lo veo no lo creo, explicámelo en términos que yo pueda entender y me empezó a plantear preguntas. Y medité ese día, no se cuánto tiempo estuvimos, creo que 20 minutos. Salí de la meditación y me puse a llorar simplemente me apetecía.

Desde ese día no volví a ver las cosas igual, me cambió radicalmente la manera de ver las cosas, no fue una progresión. Lo mío fue de golpe, y dije: «¡Guau!, o sea, todo lo que me he metido con ella con el tema de la meditación». Y a partir de ahí dije «Claudia tienes que tirar por aquí como sea, te tienes que dedicar a esto».

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