Un equipo de la University of Missouri-St. Louis, realizó un experimento con voluntarios de ambos sexos y con edades comprendidas entre los 24 y los 37 años, que habían pasado por una ruptura reciente, y que tenían en común el seguir sintiendo algo por sus ex parejas.
Los participantes fueron divididos en tres grupo a los que se les pidió que adoptaran tres estrategias.
A unos se les dijo que liberasen mentalmente todos sus sentimientos de rabia e ira hacia su ex.
A otros, por el contrario, se les pidió que aceptaran que seguían enamorados de esa persona y que intentaran vivir con ello de la mejor forma posible.
Y a los terceros, que distrajeran su mente intentado pensar siempre en cosas agradables que no tuvieran relación alguna con su ex, según recogen ScienceAlert y Vicente Fernández en quo.
Tiempo después, se les mostró a todos ellos fotos de su ex parejas y se les hizo un encefalograma para medir sus reacciones. Y lo que comprobaron es que los del primer grupo, los enfadados con su ex, se sentían menos enamorados de su antigua pareja, pero seguían sintiendo dolor y rabia.
En cambio, los del segundo grupo, los que tenían que aceptar sus sentimientos, seguían igual de enamorados que antes y su sufrimiento no había disminuído.
Los mejores resultados se observaorn en el tercer grupo, a los que se les pidió que distrayeran su mente, ya que mostraron evidencias de que su amor y su malestar habían disminuído.
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