Cada vez son más los centros que enseñan con este método matemático implantado en Cádiz hace ahora once cursos

Así es el método ABN inventado en España para aprender matemáticas que arrasa en el mundo entero

Está arrasando. Las matemáticas han dividido tradicionalmente a la sociedad en dos bandos: aquellos a los que les resultan más fáciles las «letras» y los que, en cambio, se decantan por «los números».

Una materia tan compleja y específica como las matemáticas han sido siempre el caballo de batalla de los profesores, pero sobre todo, de los alumnos. Fue la necesidad de hacerlas más motivadoras, fáciles y conectadas con los niños lo que llevó a Jaime Martínez Montero a impulsar un novedoso método que entró en vigor en el curso 2008-2009 en los centros CEIP Andalucía y CEIP Carlos III, en Cádiz.

Se trata del método ABN, esto es, abierto y basado en números (no en cifras), contrapuesto a los clásicos algoritmos cerrados de toda la vida. Una nueva forma de enseñar que permite a los alumnos operar, según cuenta su creador, comprendiendo lo que están haciendo, llegar al cálculo mental de forma sencilla y natural y aumentar su capacidad de resolución de problemas, según recoge el autor original de este artículo Nieves Mira en ABC .

El método ABN engloba las distintas operaciones básicas, las adaptaciones de algunas de estas como la resta, y las nuevas que surgen dentro del propio método, como son la doble resta, «sumirresta», igualación y las diferentes adaptaciones para el cálculo con medidas de tiempo, polinomios y ecuaciones de primer grado. Con esta nueva forma de acercarse a las matemáticas, «se acabaron las tareas repetitivas de cálculo, las dificultades matemáticas sin sentido y el aprendizaje memorístico vacío», informan y prometen los propulsores de ABN. Actualmente y según los últimos datos colectados, más de 300.000 alumnos estudian con este método en España.

«Su toque especial es el gran desarrollo numérico que obtienen los alumnos partiendo de la manipulación, después la representación y finalmente concluir en la abstracción. El método ABN es algo más que unos palillos, es toda una secuenciación lógico-matemática», cuenta María Esther Yeguas, maestra de educación primaria que ha trabajado con este método los últimos cursos y desarrolla una comisión para implantarlo en el colegio Príncipe de Asturias de Gijón. «Se basa en el desarrollo del sentido numérico. Sus etapas serían la numeración con materiales cotidianos (como palillos o tizas), introducción del cálculo mental con la rejilla que permite hacer las cuentas y finalmente desarrolla la capacidad de solucionar problemas», cuenta esta maestra. «El nivel de razonamiento alcanzado es muy superior a cualquier otro método», y es que estos alumnos desarrollan su capacidad para descomponer y componer números con casi infinitas posibilidades, lo que permite un pensamiento más flexible en el razonamiento matemático.

Esta nueva forma de enseñar matemáticas se puede aplicar en los niveles desde Infantil hasta el primer ciclo de la ESO. Los progresos se basan en la comprensión de todo lo anteriormente aprendido, desmenuzando los contenidos para que cada alumno vaya superando individualmente las dificultades que se va encontrando. Además, estos aprendizajes luego se interrelacionan sin que existan saltos sin conexión y explora caminos como métodos de resolución. En palabras de Yeguas, «consigue que el alumnado incorpore estrategias de cálculo mental desde su propia experimentación y manipulación. Es por ello que consiguen integrar el sistema decimal de una manera natural»

 

Entre las fortalezas que presenta esta metodología, desde ProFuturo apuntan que el aprendizaje, al iniciarse en Primaria, se hace con un amplio sentido numérico y elevada capacidad de cálculo, sabiendo ya en esta etapa sumar y restar con independencia de las llevadas, hasta el 100. Desde dicha institución, además, asegura, que con este método se adelantan dos cursos respecto al algoritmo tradicional y se produce una mejora de la capacidad de estimación y cálculo, sin «trucos». Como se adapta a cada alumno y no a la inversa, no hay una sola forma de calcular, sino que cada alumno elige cómo hacerlo y se evita que muchos queden «descolgados» si no llevan el ritmo de la explicación.

Con el desarrollo de esta técnica aumenta también la creatividad de cada alumno, que llega incluso a crear nuevas operaciones para simplificar el procedimiento y adelantarse a futuros aprendizajes. Esto permite que cada uno desarrolle la seguridad en sí mismo y de solucionar problemas.

 

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