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La vulgaridad de Montero y su lema feminista: «Sola y borracha quiero llegar a casa»

La vulgaridad de Montero y su lema feminista: "Sola y borracha quiero llegar a casa"
Irene Montero. PD

Todos hemos oído alguna vez aquello de ‘es más basta que unas bragas de esparto‘.

Pues lo acaba de reconfirmar Irene Montero, a la sazón esposa de Pablo Iglesias y ministra de Igualdad, del Gobierno de Pedro Sánchez.

No es una opinión, sino la conclusión inevitable a la que cualquiera, con dos dedos de frente, un poco de educación, cierto sentido común y una pizca de sensibilidad, llega tras escuchar el lema oficial con el que Montero ha decidido acompañar la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual que han lanzado a toda prisa:

«Sola y borracha, quiero llegar a casa».

Si el Ministerio de Igualdad del Gobierno socialcomunista no ha encontrado mejor manera de poner en valor su bodrio de anteproyecto de Ley, vamos listos.

Irene Montero, cuya ignorancia es sideral, ha recurrido a un a de las soflamas feministas más vulgares que sonaban en las concentraciones en protesta por la sentencia del juicio a La Manada. A falta de ideas o imaginación, bien viene la ordinariez.

Cabía esperar un poco más de hondura, pero las formas del Ministerio de Igualdad son más propias de un un grupo de adolescentes de un Instituto de Educación Secundaria que de responsables de un órgano de la Administración del Estado.

Pero está claro que ni saben, ni se enteran. Ni siquera de lo suyo y sirva como ejemplo que el Ministerio de Igualdad se ha olvidado del lenguaje inclusivo en el anuncio que ha publicado en redes sociales sobre la presentación de la nueva ley de libertad sexual.

«La libertad sexual es responsabilidad de todos», ha difundido sin incluir el «de todas», como suelen hacer todos los dirigentes de Podemos en las comparecencias públicas.

Y todavía más chistoso y revelador ha sido que en la mañana de este 3 de marzo de 2020, durante la rueda de prensa del Consejo de Ministros, Irene Montero dejara patente no tener ni idea de qué va su propio proyecto.

Durante el turno de preguntas, una periodista le ha preguntado a la ministra sobre la forma en la que queda redactada la parte del consentimiento sexual, a lo que Irene, con risa nerviosa ha respondido:

«Déjeme que le busque la redacción exacta, sino se la facilito después. La base de la ley es el consentimiento, la expresión explicita de la mujer de que está consintiendo ese acto sexual».

Irene Montero utiliza la cuenta oficial del Ministerio como si tratara de la cuenta de Podemos, pero la del primero, tratándose de un organismo público, la pagamos todos los españoles y, en consecuencia, no es mucho pedir que la ministra se comporte como tal y deje de utilizar el Departamento como si fuera suyo.

El lema elegido es muy propio del feminismo sectario, pero no deja de ser una ordinariez que denigra la propia condición de la mujer.

¿Es que para defender la integridad sexual de la mujer hay que llegar sola y borracha a casa?

¿De verdad que todas las mujeres se sentirán reflejadas en un lema que es el paradigma de la vulgaridad?

No, evidentemente. Si la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual se defiende al grito de «Sola y borracha, quiero llegar a a casa», ¿qué dirán las mujeres que quieran llegar a a casa acompañadas y sobrias?

Un poco de altura intelectual, ministra. Sólo un poco.

El Ministerio de Igualdad no puede convertirse en el refugio del feminismo cutre y resentido, porque los derechos de las mujeres no se defienden desplegando lemas ordinarios y consignas trufadas de ideología sectaria, sino con trabajo y gestión.

El lema les retrata: «Sola y borracha, quiero llegar a casa».

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