El niño usará la mentira de forma natural por diversos motivos, generalmente por fantasear, por evitar conflictos o puede que por evitar la decepción.
Recuerde que el ser humano miente desde que nace, cuando al llorar parece que lo hace por dolor y en realidad lo que quiere es que le abracen.
Mentimos habitualmente para que la vida social sea más llevadera y agradable. Mentimos más a aquellos que esperan más de nosotros y mentimos muy especialmente a aquellos cuya decepción no podríamos soportar.
Por tanto, no sea idiota y no comprometa a su hijo para que no le mienta jamás.
Su hijo, único e irrepetible, también es un ser humano.
Esto no significa que le invitemos a mentir; es más, si usa la mentira con frecuencia debería revisar qué beneficios está obteniendo por ello, qué refuerzos promocionan esa conducta.
Enséñele a distinguir entre la «mentira social», que permite facilitar la convivencia, la «mentira arriesgada», que puede perjudicarnos a nosotros mimos y la «mentira manipuladora», que se usa para perjudicar a otros en beneficio propio.