Demuestran que han llegado al Gobierno de España con un solo propósito: romper con todo aquello que une a todos los españoles.
Y, qué duda cabe, una de las cuestiones que más puede cohesionar y amalgamar a los ciudadanos de una nación no es otra que el idioma.
Así que el objetivo de la tropa de Pedro Sánchez es cargar contra el español o el castellano, tal y como viene en la diabólica reforma educativa de esa ‘cochera de Drácula’ llamada Isabel Celaá, a la sazón ministra de Educación.
Por eso no es de extrañar que el pintoresco ministro de Universidades, Manuel Castells, al que ya llaman en algunos ámbitos el ‘ministro Guadiana’, porque aparece y desaparece de la escena pública con una facilidad pasmosa, haya aprovechado el balón centrado por Celaá para rematar en plancha y piar en contra del castellano.
El titular ministerial se ha convertido en un paladín de la LOMLOE (Ley Orgánica de modificación de la LOE), que deroga la LOMCE (Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa) de José Ignacio Wert, quien fuera ministro de Educación en las dos legislaturas de Mariano Rajoy.
Curiosamente, lo que más trempante le pone a Castells es acabar de una vez por todas con la obligatoriedad de que el español (o el castellano) sea la lengua vehicular.
El ministro de Universidades considera que cuando se ha obligado desde el Gobierno de España a que se utilice ese idioma como elemento de unión entre todas las autonomías, lo único que ha provocado es un clima de enrarecimiento de la convivencia en Cataluña.
Antes de que se aprobara la ley Wert no había una indicación legal en ningún sitio de que el castellano tuviera que ser lengua vehicular. Y nunca hubo ningún problema en Cataluña, eso sí lo puedo decir por mi propia experiencia.
Quizá Castells olvida algo capital, la marginación y la persecución existente en los centros escolares de Cataluña, con espías en los recreos y en los comedores para tomar buena nota de quién tenía la ‘osadía’ de hablar en español en su propio país
Insiste el ‘despistado’ ministro en que lo único que cambia es que se vuelve al modelo existente antes del año 2013, donde no se obliga a que el español sirva de amalgama a todos los estudiantes, ya sean de Barcelona, Lanzarote, Málaga o Zamora:
Ahora, con esta nueva ley, con la LOMLOE, lo que se hace es volver a la situación que existía antes de 2013, situación que fue alterada por una serie de iniciativas de distinto tipo que, en el fondo, envenenaron el clima de convivencia en una situación en que no había todos esos problemas.
Y para que no queden dudas de su total adhesión a este arrinconamiento al idioma español, Castells se marca un alegato que para sí lo hubiera querido interpretar la propia Isabel Celaá:
Estoy totalmente de acuerdo con todo el contenido de la ley sin ninguna excepción. Cada proyecto de ley de cada ministerio es un proyecto del Gobierno, aquí sí, como ministro, quiero dejar claro mi total solidaridad y apoyo con todo el contenido de la ley sin ninguna excepción, porque se aprobó en Consejo de Ministros y, por tanto, todos los ministros apoyamos lo que aprobamos.