En el año 1999, el psicólogo Martin Seligman introdujo una nueva teoría dentro del mundo de psicología, la psicología positiva, basada en el estudio de las fortalezas del ser humano, con especial énfasis en rasgos y experiencias positivas.
Todo esto, sumado a las propias fortalezas de cada persona, junto con sus virtudes, emociones y capacidades, van a incidir en una mejor calidad de vida y un mayor desarrollo del potencial humano.
La principal novedad que introdujo Seligman con la psicología positiva, y que posteriormente han ido tratando más autores y profesionales, es poner el foco en los aspectos positivos, estrategias basadas en fortalezas, dejando a un lado visiones más clásicas de esta disciplina que se enfocan en patologías y conductas negativas. De este modo, la psicología positiva centra su interés en la prevención por encima de los tratamientos.
El trabajo previo a Seligman, las aportaciones de Maslow y Rogers
A pesar de que el término psicología positiva se asocia principalmente a Seligman, décadas atrás otros importantes psicólogos ya habían trabajado desde corrientes humanistas métodos basados en las fortalezas y felicidad del ser humano.
Carl Rogers y Abraham Maslow pusieron el foco en la década de los 50 y los 60 en estas visiones, contraponiendo así la dinámica generalizada de la época, que procedía de la Segunda Guerra Mundial y se centraba en aliviar el sufrimiento humano y evaluar los trastornos mentales.
Décadas más tarde, junto con el trabajo de Seligman, también sirvió como impulso la labor de Mihaly Csikszentmihalyi, un filósofo húngaro que trabajo en el flow como estado mental positivo y factores que contribuyen a la motivación.
El resultado de todo este proceso ha ido dando lugar a una nueva visión de la psicología, la psicología positiva, que utiliza el método científico basando sus raíces fundamentadas en el conocimiento y la investigación científica y que va más allá de lo placentero o lo hedonístico.
En sus inicios esta teoría se basaba en estudiar únicamente los aspectos positivos con funcionamiento social y humano, pero su propia evolución ha ido trasladando la psicología positiva a un nuevo concepto, el de psicología positiva 2.0, donde se determina un enfoque más matizado de los conceptos positivo y negativo y en el que hay una tensión entre fuerzas opuestas que forma parte de ese desarrollo positivo.
Una teoría cada vez más presente en planes de estudio
Las ideas desarrolladas por Seligman y otros tantos autores en los últimos 20 años son de gran importancia en el ámbito psicológico. El autor estadounidense propuso sus tres vías hacia la felicidad: la vida placentera, la vida comprometida y la vida significativa. Años más tarde cambió su propuesta hacia el modelo PERMA, del que forman parte las emociones positivas, el compromiso, las relaciones positivas, el sentido y el logro.
Todas estas hipótesis, sumadas a las que han introducido otros autores, han conseguido que en la actualidad la piscología positiva sea una teoría muy al alza en la disciplina psicológica. Numerosas universidades y centros de formación inciden en sus aspectos más relevantes. El Máster de Psicologia Positiva del IEPP es un buen ejemplo de ello, pues en él se tratan de manera teórica y práctica situaciones que ha puesto en evidencia esta ya no tan novedosa teoría.
Tras más de 20 años desde su definición, llamemos oficial, la psicología práctica ha ido evolucionando y pasando de ser una simple teoría psicológica más a un conjunto de técnicas de aplicación práctica. En la actualidad, los principales campos de aplicación son el área clínica, de la salud y la educativa.
La dinámica principal consiste tratar problemas emocionales como la depresión, la ansiedad, el estrés, la falta de motivación o la no consecución de resultados desde los aspectos positivos. Seligman, del que puedes ver biografía aquí, continúa trabajando en esta disciplina, pero a él se han sumado otros muchos estudiosos que incluso han propuesto ese nuevo salto hacia la psicología positiva 2.0.
De la psicología positiva a la psicología positiva 2.0
Paul Wong es el artífice del nuevo concepto psicología positiva 2.0. A su juicio, la teoría iniciada por Seligman debe avanzar hacia un modelo dual basado en cuatro pilares fundamentales: las virtudes, el significado, la resiliencia y el bienestar al servicio de crear una vida mejor para las personas y las sociedades. Todo ello sin dejar de tener en cuenta que existe mucha negatividad que es inherente a la existencia humana.
Añadir 2.0 a psicología positiva implica ofrecer un nuevo contexto a la teoría en el que se amplifica el objeto de estudio. Ya no es únicamente buscar las fortalezas positivas para alcanzar un mayor bienestar mental, sino aceptar que la negatividad forma parte de lo mismo. Por ello, algunas emociones y situaciones para nada placenteras, como la ira, la incertidumbre o la tristeza, son igualmente necesarias para el desarrollo personal y profesional.
Con la psicología positiva 2.0, lo positivo adquiere un valor mucho más amplio, dando la posibilidad de que las personas salgan fortalecidas de crisis y traumas. En este punto, la resiliencia es un concepto vital que explica gran parte de esa capacidad de sufrimiento.