Las temperaturas llegan ya a 45 grados centígrados en verano en algunos puntos del país, pero pueden aumentar en otros cinco o siete grados a medida que el planeta se sigue calentando.

José Manuel Moreno, profesor de Ecología de la Universidad de Castilla-La Mancha, ha asegurado en el simposio internacional sobre Observación de la Tierra y Cambio Global que se celebra en Madrid que las temperaturas de invierno y verano se incrementarán probablemente al menos en 0,4 grados centígrados cada década este siglo. Las lluvias continuarán decreciendo y serán más irregulares.

A lo largo del siglo XXI en España el aumento de temperatura será de 0,4 grados por década en invierno y de 0,7 grados en verano y las precipitaciones se reducirán de forma significativa, sobre todo en primavera.

Así, entre 2071 y 2100, en el interior de la Península, la temperatura habrá subido entre 3 y 4 grados en invierno y entre 5 y 7 en verano, aunque en Baleares las temperaturas se mantendrán dos grados por debajo, al igual que en Canarias.

«El clima en España ya ha ido cambiando, a la par que el clima mundial, excepto que se ha calentado más, 1,5 grados en algunos lugares», afirma Moreno. «La lluvia será más variable, buena parte del sur peninsular se volverá árido».

Se producirán olas de calor y primaveras más secas y el calentamiento de las temperaturas medias provocará, a su vez, más emisiones de CO2.

Los agricultores tendrán dificultades para cultivar y las lluvias primaverales – que son cruciales para las plantas – se reducirán más que la lluvia invernal o veraniega, explicó. España podrá cultivar lo mismo, pero será distribuido por el país de forma diferente.

Algunos ríos perderán entre el 10 y el 25 por ciento de su agua, señala Domingo Jiménez, del Observatorio de Crecimiento Sostenible y ex director de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Pasando de Kioto

Además de convertirse en uno de los países que más sufrirán con el calentamiento global, España es uno de los principales infractores de las emisiones de gases de invernadero y el protocolo de Kioto.

Sus emisiones de CO2 y otros gases de invernadero fueron un 53 por ciento superiores en 2005 a los niveles de base de 1990, según mostró un informe publicado la semana pasada.

Los datos oficiales muestran que las emisiones en 2004 fueron un 48 por ciento superiores a los de 1990, mientras que según el protocolo de Kioto, España podía registrar un incremento del 15 por ciento entre 1990 y 2008-12.

«Nuestro crecimiento económico está basado en el gasto de consumidor y la construcción (..) un desarrollo basado en consumo de energía», asegura Jiménez.

«Muchos países europeos se las han apañado para romper el vínculo entre crecimiento y consumo de energía, pero España ha fracasado», añade. «Aquí la intensidad energética crece un uno o un dos por ciento cada año».

La intensidad energética mide la cantidad de energía que se consume en relación con el Producto Interior Bruto (PIB).

Efecto en los océanos

Según Moreno, el cambio climático causado por los gases de efecto invernadero afecta a los océanos provocando un aumento de su temperatura «muy notable».

A lo largo de 2005 «se ha visto que no sólo la Tierra se calienta, sino también todos los océanos y de forma muy considerable», indicó Moreno durante su intervención en el simposio internacional sobre Observación de la Tierra y Cambio global en la Fundación Ramón Areces.

El calentamiento marino provocará en las próximas décadas cambios en la circulación del agua con la consiguiente modificación de la distribución de las especies y, sobre todo, en España en la costa gallega y cantábrica, el desplazamiento de las especies mar adentro.

En cuanto a los ecosistemas acuáticos, Moreno indicó que «se reducirán en tamaño y número y también en profundidad».

Las temperaturas dentro de los lagos o ríos subirán y los ciclos biológicos de las especies habitantes cambiarán.

Hasta finales de siglo, el nivel del mar subirá entre 10 y 68 centímetros -la cifra más probable será de unos 50 centímetros- y se inundarán las zonas costeras más bajas.

El turismo, una de las principales aportaciones al PIB español, sufrirá las consecuencias, pero todavía no se dispone de estudios sobre los posibles efectos del cambio climático en esta fuente de ingresos, dijo Moreno.

El clima más cálido provocará «la mediterraneización» del norte de España y la «aridización» del sur y las nuevas condiciones climáticas «excederán lo tolerable para muchas especies, de modo que se prevé que la mitad de ellas pasen entonces a ser consideradas vulnerables y en alto peligro de extinción».

En la biodiversidad animal el mayor calor producirá cambios fisiológicos y de conducta, así como cambios en la migración y en la distribución geográfica y, en cualquier caso, «será un reto importante para nuestra fauna».

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