Germán Ubillos acaba de presentar la segunda parte de una obra en la que teoriza, no sin mucho desatino, sobre cómo será nuestro planeta en el caso de que se produzca un verdadero cataclismo climático. En las páginas de Cambio Climático-Los Supervivientes nos acerca los miedos, el arrepentimiento, la culpa y la estupefacción de un grupo escaso de seres humanos que sobreviven a nuestra propia voracidad.
Para el autor, la novela “es una especie de alegoría que aspira a ser una seria advertencia de la acción del hombre sobre la Tierra». Así se nos presenta un planeta con nieves derretidas, temperatura media de 40 grados y con las regiones polares como única alternativa para subsistir. Todo ello rodeados por un océano cuyo nivel ha ascendido setenta metros.
Esta nueva obra es la continuación de Cambio Climático, una novela publicada en 2004 en la que Ubillos describió una inundación ficticia de la Tierra. Para Ubillos, esta segunda parte
Constituye, junto a la primera, parte una unidad compacta para comprender bien el fenómeno del cambio climático. Es, además, una parábola en la que se entremezclan las experiencias externas e internas de los personajes.
Imágenes de una edad futura
La novela retrata una realidad apocalíptica, en la que sólo unos pocos consiguen sobrevivir tras huir desde sus territorios de origen hasta el continente antártico, el único en el que es posible la vida. Aparece como un escenario “inmaculado, virgen y capaz de absorber tanto el incremento térmico como el del nivel del mar”, precisó el autor.
En el tiempo en el que se narra la acción, desgraciadamente no tan lejano como pudiéramos desear, en el planeta Tierra el nivel del mar ha ascendido setenta metros respecto a los niveles actuales y a los supervivientes sólo le queda la antártida.
Allí, en le terreno más elevado, frío y seco se describen paisajes en los que nunca se pone el Sol donde los personajes viajan hacia su mundo interior con la añoranza de un tiempo perdido y un horizonte incierto hacia la supervivencia.
La “culpa y la estupefacción” son dos de los ingredientes sentimentales que conforman la psique de los protagonistas. Una sensación que algunos de los lectores que se acerquen a esta historia puede llegar a compartir. Y es que lo descrito, sólo es parte de los abusos de una época de la que somos responsables en el presente.
Agorero
El autor asegura que se siente como “un sacerdote mal remunerado y mal considerado” que ofrece respuestas a “interrogantes de difícil explicación”.
Además, Germán Ubillos no duda en afirmar que “la degradación interior” o “la muerte de la ética imprescindible” son la “causa remota” de aquella hecatombe que narra en sus páginas.
Esa causas son las nuestras. En la prense, la televisión, la radio o, sencillamente, al mirar por la ventana podemos ser conscientes de esta situación si vemos más allá de lo que nos dejan mirar.
