La Central Nuclear más antigua de España dice adiós. La José Cabrera, propiedad de Unión Fenosa, abre un antes y un después en la política energética de España. Por primera vez se desmantela uno de los nueve reactores activos en nuestro país sin que haya mediado un suceso “grave”.
Ahora estas instalaciones se convertirán en una planta de ciclo combinado con una capacidad de generación de 800 megavatios (MW), lo que supondrá una inversión de 253 millones de euros. Este punto inquieta a vecinos y ecologistas porque con este nuevo sistema, tal vez alejen el fantasma de la inseguridad pero la emisión de CO2 pronto se hará notar.
Hace meses ya empezaron los trabajos destinados al apagado de la central. Cada día se desaceleraba un poco más la potencia del reactor. La noche del domingo llego a su punto álgido cuando unos de los responsables de la planta apretó un sencillo botón de paro de actividad y la central fue desenchufada.
La central de Zorita cuenta con un total de 125 empleados, de los que unos 70 se mantendrán en la nueva planta, mientras que los 50 trabajadores restantes se trasladarán a otros centros de producción diferentes con que cuenta la eléctrica en España.
Largo proceso de 170 millones de euros
Unión Fenosa tendrá que hacer frente a un coste total de 170 millones de euros por el cierre de la central nuclear, que ya tiene programadas las fases en las que se llevará a cabo este cierre.
Tras desconectar la central de la red, el reactor entra en un proceso de parada también paulatino. Una vez que la carga llegue a 0 MW, finalizará la explotación comercial iniciada en esta central hace casi 38 años.
Durante la primera semana de mayo se procederá a la parada del reactor y al enfriamiento, y en la semana siguiente se abrirá el reactor y se iniciará la descarga del combustible que contiene, que se trasladará a la piscina de almacenamiento del mismo, junto con el resto de combustible almacenado.
Los vecinos están divididos temen algo peor
En Almonacid de Zorita, Zorita de los Canes o Albalate de Zorita, las poblaciones más afectadas por la central, conviven quienes celebran el cierre de la central y confían en el Plan de Desarrollo de la zona, con quienes ya habían perdido el miedo a la central y echarán de menos los puestos de trabajo y el dinero que recibían los pueblos de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA).
Marina Huerta, de 70 años y vecina de Almonacid de Zorita, se confiesa inquieta porque
Haoído que la planta de ciclo combinado que Unión Fenosa, propietaria de la central, pretende construir en las instalaciones de la nuclear será más contaminante que la central, que hasta ahora no ha tenido problemas.
Ovideo Sánchez, de 78 años, también vecino de Almonacid, cree que
Par él está el caso resuelto, pero augura que para la juventud la cosa viene mal, porque, pese a la radiactividad, quien vive de la central, la quiere.
Carmen Azafra, de 50 años, regenta un pequeño bar en Zorita de los Canes, y pone el acento en la necesidad de ayudas e inversiones que favorezcan el desarrollo y asentamiento de población en una comarca en la que la mayoría de los 6.000 habitantes de los trece municipios limítrofes a la nuclear son jubilados de entre 60 y 90 años.
Agustín Muñoz, de 73 años, reconoce que la energía y los puestos de trabajo (más de 150 empleos directos) son muy necesarios en la zona, pero no oculta que el proyecto ha sido y es muy peligroso.
Qué hacer con los residuos
Aquellos que dicen que la energía nuclear es la más limpia tienen razón en parte. Sus chimeneas sólo emiten el vapor de agua producto de la refrigeración del reactor. Pero el eterno dilema de este sistema ha sido, es y será, que hacer con los residuos radioactivos.
Y es que en el caso de la José Cabrera, el remedio puede ser peor que la enfermedad. Los vecinos y algunos grupos ecologistas están inquietos ante la posibilidad de que Zorita se convierta ahora en un cementerio nuclear.
Ahora el Gobierno debe determinar en pocos meses la ubicación del Almacén Temporal Centralizado (ATC) que albergará los residuos de todas las centrales del país. Algunos sospechan que acabe en esta zona.
Los alcaldes muestran sus impresiones
Las diferencias de criterio son más evidentes aún entre los alcaldes de los municipios, pues discrepan sobre la ‘José Cabrera’, pero también sobre la conveniencia de la energía nuclear.
Gabriel Ángel Ruiz, trabajador de la central y alcalde de Albalate de Zorita (PP), se declara públicamente “pro nuclear” y critica un cierre que
No se basa en razones técnicas sino políticas porque la central está funcionando bien y de forma segura, y no es, como dijeron algunos, una cafetera vieja.
Si cuando se instaló la planta había una dictadura, hoy, 38 años después, se ha hecho de la misma manera y sin tener en cuenta el impacto socioeconómico de la zona.
Para Dionisio Muñoz, regidor de Zorita de los Canes (PP), el único municipio situado en el radio de extrema peligrosidad a la planta,
El cierre está asumido en el pueblo desde hace tiempo y nadie dice nada de nada, pero la central podía haber tirado muy bien funcionando otros dos años.
La alcaldesa de Albalate de Zorita y delegada regional de Industria, Covadonga Pastana (PSOE), afirma que la población está tranquila y “no habla de cierre sino de muchas expectativas en torno al Plan de Desarrollo”.
Ángel Padrino, regidor de Almoguera (PSOE), se alegra a medias del cierre porque,
Aunque desaparece Zorita, los residuos radiactivos quedarán ahí.