Las capturas accidentales, una gran amenaza para los los mamíferos marinos

(PD/Agencias).- Las capturas accidentales son actualmente una de las grandes amenazas para los mamíferos marinos, especialmente en el Golfo de Vizcaya y el Atlántico norte, un problema que se ha convertido en foco de atención de los científicos que investigan a los cetáceos.

Este asunto será tratado esta semana en San Sebastián, en el Congreso Internacional de Cetáceos que ha comenzado en el centro Kursaal, organizado por la Sociedad Europea de Cetáceos (ECS) y al que asisten medio millar de expertos de todo el mundo.

El calentamiento del planeta está afectando también a los mamíferos marinos, aunque su «capacidad para independizarse del medio», como animales de sangre caliente, «minimiza un poco la influencia de los fuertes cambios» que se están produciendo, según explicó Lorenzo Motos, director de Investigación Marina del centro tecnológico vasco AZTI-Tecnalia.

Sin embargo, los cetáceos, que sufren la contaminación marina al igual que el resto de animales de los océanos, se enfrentan además a un problema al que los científicos intentan dar solución: las capturas accidentales, sobre todo en el Golfo de Vizcaya y el Atlántico norte, en cuya resolución también está interesado el sector pesquero.

Erika Urquiola, presidenta de la Sociedad Española de Cetáceos (SEC), dijo que se trata de que la investigación se aplique a la conservación.

Explicó que, precisamente, la SEC, AZTI-Tecnalia y el Centro Oceanográfico de Vigo trabajan, junto a investigadores de Francia, Irlanda y el Reino Unido, en la elaboración de un estudio para calcular en qué proporción afectan las capturas accidentales a los mamíferos marinos y poder determinar así si existe riesgo para alguna de sus especies.

Urquiola, que precisó que este informe es la continuación de uno anterior iniciado hace varios años, señaló que es importante establecer el alcance de este problema, al que se une el de las muertes de ejemplares que colisionan con los barcos, para poder «buscar herramientas que lo disminuyan».

«Muere una cantidad relevante de animales, pero si la población también es grande quizá no sea una amenaza tan extremada como la de la anchoa», señaló esta científica, que no obstante advirtió de que hay que tener presente que la alteración de una especie puede afectar al resto porque incide en la cadena alimenticia.

Santiago Lens, investigador del Instituto Español de Oceanografía, indicó que hay diferentes proyectos en marcha y «buenas perspectivas» de que se encuentren soluciones, aunque admitió que las fórmulas encontradas hasta el momento son «costosísimas».

Explicó que, por ejemplo, el coste de la utilización de aparatos que emiten señales acústicas para alertar a los cetáceos puede superar al de la pesquería en sí.

Además, según comentó Erika Urkiola, se está estudiando si realmente estos artefactos ahuyentan a los animales o éstos responden a ellos como a la llamada de una campanilla que avisa de que hay comida.

En el mundo hay alrededor de 80 especies de cetáceos, «algunas de las que se sabe más y otras de las que se ignora casi todo», destacó Lens.

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