En agosto de 1945 se lanzó la bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, causando decenas de miles de muertos y destruyendo todo rastro viviente en muchos kilómetros a la redonda.
El único ser vivo que resistió la catástrofe fue un árbol, llamado Ginko Biloba, y ahora se sabe por qué.
Entre los efectos que provoca una explosión atómica se encuentra una fuerte radiación ionizante, que produce una oxidación en los tejidos vivos que atraviesa dicha radiación.
El Ginko Biloba es un auténtico fósil viviente, un árbol que existía hace ya cientos de millones de años, cuando la atmósfera terrestre era mucho más rica en oxígeno, y desarrolló sistemas de defensa contra la oxidación que lo salvaron de la explosión atómica.
Después de la bomba atómica de Hiroshima, se le conoce como portador de esperanza.