(PD/Agencias).- El cortejo y la agresividad entre iguales son dos de las conductas atribuidas a los ratones macho, mientras que la defensa de las crías aparece indefectiblemente asociada a las hembras de esta especie.
Esta diferencia entre los géneros forma parte de lo que se conoce como dimorfismo sexual cerebral y hasta ahora se había atribuido a la existencia de circuitos neuronales distintos que determinan la conducta de machos y hembras.
Pero un experimento realizado por científicos de el Instituto Médico Howard Hughes de la Universidad de Harvard sugiere que esto no es así: las hembras disponen de un circuito neuronal idéntico al del macho, aunque se encuentra inhibido por un órgano alojado en el aparato olfativo.
El órgano de Jacobson o vomeronasal, que algunos vertebrados usan para detectar la existencia de compuestos químicos, como las feromonas, sería el encargado dirigir la conducta por uno u otro circuito de acuerdo con el sexo del ratón, según el estudio hecho público ayer en la revista Nature.
Un ‘interruptor’ de la conducta
De acuerdo con esta investigación, si el ratón es macho, el órgano de Jacobson escogerá el circuito que le lleva a cortejar a las hembras y a ser agresivo con otros machos; si se trata de una hembra, dirigirá la conducta del roedor al circuito que le lleva a proteger y a cuidar de sus crías.
Pero cuando se inutiliza el órgano de Jacobson de una hembra, el resultado es sorprendente: comienza a intentar cortejar a otras hembras e ignora a sus crías. «La hembra se comporta exactamente igual que el macho», explica la directora del proyecto, Catherine Dulac, en la web del Instituto. «En líneas generales, esto nos sugiere que el cerebro femenino tiene un circuito de conducta masculino perfectamente operativo», añade.
El impacto de este descubrimiento sobre los humanos podría ser mucho más limitado, puesto que no se ha podido demostrar que nuestra conducta dependa tanto del órgano de Jacobson, ni tampoco cómo influyen realmente las feromonas sobre nuestra motivación.
