Desde el 1 de enero, Berlín, Colonia y Hannover han prohibido la entrada a los centros urbanos a los vehículos sin catalizador. La medida supone el destierro de 1.700.000 vehículos con altas tasas de emisión de óxidos de nitrógeno.
Con la medida, las autoridades quieren proteger a los ciudadanos de las peligrosas emisiones de partículas, sobre todo los óxidos de nitrógeno (Nox), sospechosas de causar cáncer y enfermedades pulmonares. El objetivo es no sobrepasar el límite marcado por la UE: 50 miligramos de partículas en suspensión por metro cúbico de aire.
Sólo podrán circular libremente los coches y camiones que obtengan un distintivo rojo, amarillo o verde, dependiendo de las emisiones que emitan y según el modelo y año de fabricación del vehículo. Algunos podrán mejorar su calificación y obtener una de las tarjetas incorporando catalizadores o filtros reglamentarios.