¿Hacemos caso los ciudadanos a las alertas meteorológicas?

(PD).- Asistimos a un otoño y a un invierno como los de antes, en los que día sí y día también se producen alertas meteorológicas por nieve, lluvia, viento, niebla o frío. ¿Entienden los ciudadanos el lenguaje de los avisos?, ¿hacen caso de las alertas? En muchas ocasiones las ignoran y el pasotismo parece ser la respuesta.

Pero no sólo. La descoordinación entre administraciones y organismos responsables de las alertas climatológicas, objeto de polémica política en las últimas semanas, ha jugado un papel negativo en la comunicación a la población en el que, según Ángel Rivera, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), «está siendo el invierno más duro de los últimos quince años».

Cientos de conductores han quedado atrapados en las carreteras a consecuencia de las nevadas, pero además una docena de personas han muerto como consecuencia del temporal de viento del pasado fin de semana. En Gijón, las olas de diez metros se llevaron a un turista que hacía fotos a tan inusual espectáculo.

Son también significativos los datos que aporta la Dirección General de Tráfico, según los cuales el sábado 10 de enero, veinticuatro horas después de la nevada que colapsó Madrid, 125.015 vehículos salieron a más de 40 km de la capital. Sólo un 30% menos de los 197.697 que lo hicieron el sábado siguiente, cuando ya había remitido el temporal.

Buena información a la población

«Mientras no se haga un trabajo de investigación sobre por qué la gente sale cuando no tiene que salir, si recibe o no la información adecuada, estaremos trabajando de oído y moviéndonos en el campo de la suposiciones», explica a EFE Luis Montoro presidente de la Fundación Española para la Seguridad Vial.

En España, dice, hay una dispersión de políticas en este tema que en otros países no existe. «Falta una unificación, un protocolo donde estén muy claras las responsabilidades de cada uno, que a su vez facilite trasladar una buena información a la población», subraya el también catedrático de Seguridad Vial de la Universidad de Valencia.

Ante las alertas, los ciudadanos reaccionan como ante los accidentes de tráfico: están ahí pero «a mí no me va a pasar», y se convencen con otros argumentos como «seguro que por mi zona no hay nada» o «con mi todoterreno puedo afrontar todo tipo de adversidades».

En la misma idea abunda el portavoz de (AEMET): «Hay gente joven que no ha vivido la crudeza de los inviernos de antes. La memoria histórica es muy frágil y no recordamos lo que pasó en años anteriores. Entonces la gente piensa que los meteorólogos estamos exagerando y que esto no me puede pasar a mí».

Luis Montoro cree que hace falta una «información masiva» para que la población sepa lo que tiene que hacer. «Hay una parte de responsabilidad de las administraciones, pero los ciudadanos tienen también la obligación de formarse e informarse».

Conflicto con el lenguaje

El portavoz de AEMET, cree que ahora el gran problema es, precisamente, el de la comunicación, «incluso más que mejorar las predicciones, en lo que estamos siempre como cualquier ciencia que va evolucionando».

«Hay un gran conflicto con el lenguaje, dice. Cómo perciben los ciudadanos nuestra información, qué no entienden, cómo reaccionan ante nuestros datos, qué quieren recibir y no lo hacen, si llegan de manera asequible, si los entienden…».

Por ello, en la AEMET trabajan en la creación de un grupo multidisciplinar con tres actores: meteorólogos, que deberán hacer un esfuerzo para ser más claros, más gráficos; medios de comunicación, que deberían vencer las limitaciones de tiempo y espacio para transmitir lo esencial; y sociólogos y psicólogos sociales que estudien el comportamiento de la gente.

El agua, en la tubería

Sería muy importante «recuperar el agua que se queda en la tubería», señala Rivera haciendo un símil con lo que, a su juicio, ocurre entre la información de la que disponen los meteorólogos y la que recibe el ciudadano. «Se pierde mucha información en la tubería de la comunicación».

El catedrático Luis Montoro propone que se establezca un sitio claro, de fácil acceso, donde se ofrezca información en tiempo real. «En otros países, sobre todo en los nórdicos y en Estados Unidos, es habitual un gran pacto con los medios de comunicación cuando se prevé un problema climatológico de envergadura», explica.

Pero sobre todo «lo que hacen otros países con estos problemas es aprender. Lo que no puede ocurrir es que año tras año se repita lo mismo. Cuando ocurre algo que puede costar vidas, que afecta tanto a los ciudadanos, !investiguese!», concluye Montoro

De la normalidad a la alarma

El psicólogo clínico Luis Muiños cree que la explicación de por qué algunos ciudadanos hagan caso omiso de las alertas es que «al ser humano le cuesta mucho pasar de la normalidad a la alarma».

«La situación de emergencia requiere muchísima energía mental, dejar de utilizar automatismos, hábitos, cosas que hacemos sin pensar, para pasar a pensarlo todo». Por otro lado, «no es tan fácil saber cuando debemos alarmarnos, y además hay una cuestión social: se trafica con nuestros miedos y se utilizan con determinados fines».

Coincide este especialista en que «todos tenemos un cierto sesgo de invulnerabilidad. Creemos que las cosas negativas nunca nos van a pasar a nosotros, que controlamos. Es el mismo mecanismo que ocurre con el consumo de drogas, o con los accidentes de tráfico. Y es muy difícil romper esa situación».

Revisar el coche durante el año

En un terreno más práctico «hay que transmitir a los usuarios la necesidad de que estén preparados», señala Antonio de Lucas, coordinador de Seguridad Vial del RACE.

Recomienda para ello revisar el vehículo todo el año, no sólo para las vacaciones de verano, haciendo especial hincapié en el limpia parabrisas, el estado de los neumáticos y de los frenos, porque «la climatología adversa hace que las situaciones en carretera se agraven».

Es fundamental, dicen en el RACE, que los conductores lleven cadenas y las sepan poner porque, según un estudio de esta organización, el 67% de los usuarios reconoce que no sabe. Otro 72% dice abiertamente que no esta preparado para conducir bajo condiciones climatológicas adversas.

Ya en carretera, señala de Lucas, lo que funciona es la información a tiempo real:que los paneles de información variable nos indiquen realmente la situación del tráfico, y que la Guardia Civil esté a pie de carretera. Este experto del RACE coincide en que cuando ha pasado el problema «hay que analizarlo y establecer unos criterios para evitar situaciones similares en lo sucesivo».

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