(PD).- El primer día de 2009 fue amargo para el dueño del Circo Roma. Durante la Nochevieja, unos desconocidos aprovecharon la falta de vigilancia para entrar en la zona de las jaulas de los animales, y se llevaron un ejemplar de babuino hembra, un primate potencialmente peligroso.
Aunque el dueño explicó que estaba «completamente seguro» de que los ladrones tenían que ser «expertos en el trato de animales peligrosos», también se barajó la hipótesis de la fuga, e incluso se llegó a pensar que sólo fue una gamberrada. La policía tuvo que rastrear los alrededores de San Sebastián de los Reyes, donde estaba ubicado el espectáculo, pero no logró dar con el babuino, informa ABC.
Casi cuatro meses después, el enigma se ha resuelto. Ayer, varios simpatizantes de la organización Igualdad Animal reconocieron ser los responsables de la desaparición del animal en un comunicado, en el que aseguran que «Moses» -así han bautizado al ejemplar- sufría un trato vejatorio por parte de su dueño, y que vivía en condiciones de esclavitud.
Varios simpatizantes de la organización Igualdad Animal reconocieron ser los responsables de la desaparición del animal en un comunicado
Los activistas también aseguran en el comunicado que el dueño del circo mintió cuando se descubrió el «secuestro», al describirlo como «peligroso y agresivo», algo que puso en alerta a las fuerzas de seguridad de la región. Así, los responsables del robo aseguran que ni siquiera hizo falta sedarlo, ya que «ella misma -dicen- iba corriendo delante de nosotros hacia su libertad, dejando atrás su celda a cada paso y subiendo al vehículo».
Un babuino juguetón
Según el comunicado, este peligroso primate no supone ningún peligro para el ser humano: «Ha confiado en nosotros para dejarnos cuidarla, jugar con ella, caminar con ella de la mano y quitarle la cadena que tenía al cuello y curar las cicatrices de los eslabones que se le clavaban con cada tirón que le daban». Los simpatizantes de Igualdad Animal incluso han divulgado un vídeo con imágenes de Moses antes y después de su rescate, que demuestran que el animal no ha tenido en ningún momento un comportamiento agresivo con sus rescatadores.
Los activistas aseguran que la babuina vive ahora en «un lugar adecuado a sus necesidades», y que «es respetada, cuidada y protegida por personas responsables».