Están hechos de ladrillo rojo, tienen 70 metros de altura y 60 de diámetro
Fábricas, centrales eléctricas y tanques de gas se podrían reconvertir en edificios útiles y entrañables una vez abandonados.
Así lo ha demostrado la ciudad de Viena, que reconvirtió unos tanques de gas que datan de 1896, construidos cuando las autoridades decidieron invertir en ese tipo de energía. Están hechos de ladrillo rojo, tienen 70 metros de altura y 60 de diámetro. Hace pocos años y con los edificios sin uso, pero protegidos, se decidió revitalizarlos. Encargaron para ello a 4 arquitectos la tarea, uno por cada inmenso tanque de gas.
Cada uno de los tanques fue dividido en diferentes áreas; arriba los apartamentos, oficinas en los pisos medios y entretenimiento y tiendas en los bajos. El presupuesto original fue de 150 millones de euros y se finalizó en 2001
Ahora se consideran una ciudad dentro de otra.