Susana, dueña de un pastor alemán: "Yo no quiero deshacerme de él. Me gustaría enterrarlo y poder visitarlo siempre que quiera"
Aunque está prohibido legalmente enterrarlos en el jardín, dejarlos en un contenedor o incinerarlos, la realidad es que el principal destino de los cadáveres de hámsters, periquitos, peces de colores y demás pequeños animales domésticos es el retrete o el cubo de la basura.
Eso sí, después de fingir un entierro adecuado para que el niño o niña que tanto cariño le habían cogido no tengan pesadilllas
En el caso de perros, la cosa se complica.
La Ordenanza de Limpieza de los Espacios Públicos y Gestión de Residuos prohibe el abandono de cadáveres de animales, su inhumación o incineración y para ello el Ayuntamiento de Madrid dispone de un servicio de recogida.
Llamando al 010, el servicio municipal procederá a la recogida, el transporte y la eliminación del animal. Es gratuito, siempre que se trate de un animal aislado en régimen de convivencia o cautividad.
Sin embargo, muchos dueños apegados a sus mascotas desconocen este servicio municipal o se niegan a dejarlas en manos de personal que no especifica qué hacen con ellas.
Susana, dueña de un pastor catalán llamado Ron:
«Yo no quiero deshacerme de él. Me gustaría enterrarlo y poder visitarlo siempre que quiera»
CEMENTERIOS DE ANIMALES
Para aquellos que no quieran hacer uso del servicio de recogida municipal, podrán enterrar a sus mascotas en un cementerio. En la Comunidad de Madrid hay sólo uno, situado en Arganda del Rey, llamado El último parque.
El servicio cuesta 200 euros e incluye fosa, placa y entierro. Las fosas para animales grandes cuestan unos 350 euros. El mantenimiento de la sepultura es anual y tiene un coste de 41 euros. Un descanso para su mascota en plena naturaleza.