Joya periodística en las páginas del consultorio médico de un diario online de St. Louis

«Doctor, mi hija dice que mis frecuentes flatulencias contribuyen al calentamiento global…»

"¿Está su hija de coña?", le pregunta el médico antes de darle una respuesta científica sobre los gases intestinales

Si su hija está preocupada, que sepa que cada vez que respira emite dióxido de carbono y nadie sugiere que deje de respirar

La mujer, toda preocupada, escribe al Doctor Paul Donahue, responsable del consultorio médico del diario online Slttoday.com de St. Louis (Missouri, EEUU) la pregunta que ilustra estas líneas y que traducimos aquí:

Mi hija se queja de que mis flatulencias son más frecuentes de lo normal. E insiste en que el gas que emite un individuo contribuye al calentamiento global. Desconozco si físicamente es posible retener dentro de mí el gas para ser más ecológica. ¿Tiene razón mi hija?

Y el médico le respondeen un artículo titulado Daughter blames mother for global warming:

¿Está su hija de coña? Ningún humano puede detener la producción de gas intestinal. Todo humano emite gas, incluyendo a su hija. Las personas lo hacen entre 10 y 20 veces al día.

Las bacterias del colon son responsables de la producción de gas.

Los gases principales en el colon son el nitrógeno, el dióxido de carbono, el metano y el hidrógeno. Los rastros de azufre que contienen los gases son los responsables de su olor desagradable.

Los gases de efecto invernadero –los que cubren la tierra y provocan el calentamiento– incluyen el dióxido de carbono, metano, nitrógeno y los fluorocarbonos. La mayor parte del dióxido de carbono que contribuye al efecto invernadero proviene de la utilización de combustibles fósiles –gas, petróleo, gasolina y carbón.

La mayoría de los gases de metano que se suman al efecto invernadero proceden de la ganadería, la minería del carbón, la extracción de petróleo y de los vertederos de basura.

El dióxido de carbono es el subproducto de muchos procesos industriales. Si su hija está realmente preocupada por su contribución al efecto invernadero, debería darse cuenta de que su respiración contribuye con una cantidad significativa de dióxido de carbono.

Ella exhala dióxido de carbono con cada respiración. Los seres humanos contribuyen más de 30 millones de toneladas de dióxido de carbono a la producción anual de este gas de efecto invernadero.

Nadie sugiere que deje de respirar.

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