La NASA y la ESA estudiarán juntas el hielo de la Antártida

La NASA utilizará el próximo otoño uno de sus avisiones para tomar datos de la Antártida mientras «CryoSat-2», el satélite de la Agencia Espacial Europea (ESA) para el estudio del hielo, sobrevuela la zona.

Así lo anunció este miércoles la ESA, que asegura que el estudio de cómo el cambio climático afecta al hielo del planeta ha dado esta semana «un gran paso».

Esto se debe a que la agencia europea ha compartido los primeros datos de la misión «CryoSat-2» con unos 150 científicos de todo el mundo que, a partir de ahora, ayudarán con la calibración y el ajuste de los instrumentos embarcados en el satélite.

Esta publicación tiene lugar tan sólo tres meses después del lanzamiento de «CryoSat-2». Para la ESA, estos datos son «esenciales» para poder determinar variaciones ínfimas en el espesor del hielo que flota en los océanos polares o de las grandes capas de hielo que cubren la Antártida y Groenlandia.

Así, la Agencia Espacial Europea cree que, aunque el satélite no entrará en servicio oficialmente hasta el otoño, la misión «ya ha superado con creces todas las expectativas».

La misión «CryoSat» ha sido diseñada para estimar el espesor del hielo con una precisión sin precedentes, lo que permitirá comprender mejor los efectos del cambio climático sobre el hielo de las regiones polares.

Para garantizar una precisión en el rango de los centímetros, la ESA está realizando una serie de campañas de validación, que incluyen la toma de datos de referencia in situ y desde aviones.

Durante estas campañas, que se realizan tanto en el Ártico como en la Antártida, se tomarán medidas de campo de forma sincronizada con el sobrevuelo del satélite «CryoSat-2». Al comparar los datos obtenidos en el suelo con los obtenidos desde un avión, y éstos con los generados por el satélite, se podrá estimar la precisión de las mediciones realizadas desde el espacio.

A este respecto, la ESA y la NASA colaborarán el próximo otoño, para cuando la agencia estadounidense utilizará uno de sus aviones DC-8 para tomar datos en la Antártida, al mismo tiempo que «CryoSat-2» sobrevuela la zona.

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