Israel estudia prohibir los bautizos en el Jordán por el alto nivel de contaminación

Israel estudia prohibir los bautizos en el Jordán por el alto nivel de contaminación
. EFE/Archivo

Bautizarse en el escaso y embarrado caudal del río Jordán es un riesgo para la salud que podría prohibirse hasta que se reduzcan los niveles de contaminación, que superan en cuatro veces los permitidos, según denuncian ecologistas.

El Ministerio de Sanidad israelí ha ordenado unos análisis que determinen los niveles de bacterias en el bajo Jordán y, mientras se esperan los resultados, dará instrucciones para que se advierta a los bañistas de que las aguas están contaminadas y se prohíba bañarse en ellas, según medios israelíes.

En ese tramo del río se encuentra el lugar conocido como Qaser el Yehud, cerca de la ciudad cisjordana de Jericó, donde, según la tradición cristiana, San Juan bautizó a Jesús.

Miles de creyentes acuden cada año a ese punto del río para sumergirse en sus aguas y revivir ese acto de fe.

Con el fin de potenciar el turismo religioso, el Ministerio de Turismo ha invertido en los últimos meses dos millones de dólares para acondicionar el margen occidental de la bíblica rivera en ese punto.

Pero el proyecto podría estancarse si Sanidad determina que, tal como demuestra un estudio de Amigos de la Tierra, una de las más importantes ONG ecologistas de la región, meterse en el río es un peligro para la salud y decide ordenar a Turismo que prohíba los bautizos en la zona de los fieles cristianos.

«Hemos pedido al Ministerio de Sanidad simplemente que aplique la ley» declaró hoy a Efe Gidón Bromberg, director en Israel de la ONG, quien añadió de forma tajante que «hoy por hoy, bañarse en esa zona del Jordán es insalubre».

Los extranjeros que llegan a la región siguiendo rutas religiosas son una de las fuentes turísticas más importantes para Israel, que trata de desarrollar su potencial y hacer su oferta más atractiva.

El ministerio de Turismo, que cifra en unas 100.000 las personas que visitan cada año Qaser el Yehud, está tratando de encontrar una solución con Sanidad para permitir que la gente siga haciendo sus ceremonias bautismales allí sin correr riesgos.

Pero la solución no es sencilla, porque el Jordán está altamente contaminado y limpiar sus aguas no es tarea fácil.

«Mientras Israel, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina no dejen de echar vertidos en el río y no proporcionen flujos de agua dulce, bañarse allí será peligroso», sentencia Bromberg.

Según los datos arrojados por la investigación de Amigos de la Tierra, el agua del Jordán registra en la zona de Qaser el Yehud un nivel de bacterias fecal-coliformes de 750, cuando el límite permitido tanto en Israel como en la Unión Europea para lugares de baño es de 200.

«No nos oponemos a que se abra el lugar al turismo, ni a que se hagan bautismos, pero no pueden hacerse con el agua en esas condiciones», explica Bromberg.

Según él, si durante la ceremonia se traga accidentalmente algo de agua, el bautizado «puede sufrir en el mejor de los casos vómitos, infección estomacal y gastroenteritis y, en el peor, puede contraer enfermedades tan graves como la polio».

Advierte también de que bañarse en el agua contaminada puede provocar infecciones de piel, otitis, y reacciones alérgicas o infecciones si se tienen heridas o pequeños cortes.

El método habitual seguido por los peregrinos cristianos para revivir el bautizo de Cristo es sumergirse por completo en el agua del Jordán, una experiencia que suelen hacer emocionados, acompañados de párrocos y cubiertos simplemente con una túnica blanca que lleva impresa una imagen del rostro de Jesús.

Amigos de la Tierra denunció el pasado mes de mayo que el Jordán, que nace en el Mar de Galilea y desemboca en el Mar Muerto serpenteando a lo largo de 217 kilómetros, ha perdido en los últimos años el 98 por ciento de su caudal y podría secarse el año que viene si los países colindantes no toman medidas.

Este río, que tiene un importante significado espiritual para las tres principales religiones monoteístas, judaísmo, cristianismo e islam, también ha perdido la mitad de su biodiversidad.

De sus orillas han desaparecido nutrias y lechuzas que no han podido soportar la salinidad y la ausencia de corriente, y muchos de los árboles que lo bordeaban han sido sustituidos por juncos, más resistentes al deterioro del ecosistema.

«Nadie puede decir ya que el agua del Jordán sea agua sagrada», sentencia Bromberg.

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