En el momento actual nadie duda de que hay que cambiar para que los servicios de las administraciones sean viables y sostenibles
El Ayuntamiento de Madrid recogerá la basura domiciliaria de lunes y sábado y los residuos del contenedor amarillo tres veces por semana, según han anunciado en rueda de prensa posterior a la Junta de Gobierno la alcaldesa, Ana Botella, y el delegado del Medio Ambiente, Seguridad y Movilidad, Antonio de Guindos.
El Consistorio espera que la medida pueda entrar en vigor en enero de 2013. Lleva aparejada una reducción en la Tasa de Basuras que De Guindos ha cifrado entre un 5 y un 6 por ciento.
La regidora ha justificado la reducción en el número de días de recogida por la caída en la producción de residuos en los últimos años, concretamente un 18 por ciento desde 2007. Ese porcentaje equivale a un día semanal, según los cálculos municiples.
También ha defendido que los domingos se recoge menor cantidad de basura y considera que el hecho de que no vaya a pasar el camión de la basura un día a la semana «es algo que no va a tener gran trascendencia en la vida diaria».
«Debemos ajustar la frecuencia de recogida a la realidad actual. Los ahorros los verán los madrileños en sus bolsillos», ha asegurado Ana Botella.
También ha adelantado que se tendrá en cuenta la acumulación de días festivos, como en el puente de mayo, en el de la Constitución o en Semana Santa, y que se informará a los vecinos de los nuevos días de recogida.
La cantidad final a reducir en la Tasa de Basuras dependerá de la oferta de adjudicación del contrato mixto de recogida de residuos, que aunará la prestación de varios servicios procedentes de seis contratos actuales, con prestaciones vinculadas entre sí.
Pagos vinculados al resultado
Se trata del nuevo modelo de contratación de prestación de servicios por el que apuesta el Ayuntamiento, en el que los indicadores en la calidad de los resultados estarán vinculados al pago a las empresas y no a los medios puestos a disposición del Consistorio, como hasta ahora, según ha explicado la alcaldesa.
El incumplimiento implicaría la penalización y deducciones en los pagos a percibir por los contratos. De este modo, según la primera edil, las empresas «tendrán libertad de organización y optimizar los recursos mientras el Ayuntamiento sigue con su proceso de mejora continua».
La idea es reducir el gasto mediante la unificación de contratos.
Ese ahorro de costes, en palabras de la regidora, repercutiría positivamente en los bolsillos de los madrileños.
El nuevo tipo de contrato mantendrá las dos zonas actuales, Periferia y Centro, y entrará en vigor el año que viene.
El contrato tendrá una duración que podrá ser de seis años con una prórroga de dos o de siete, algo que todavía se tiene que perfilar.
El importe rondará entre los 400 y los 600 millones de euros pero no será el más voluminoso del Ayuntamiento. De hecho, Antonio de Guindos ha adelantado que será mayor el del Selur, limpieza viaria y zonas verdes.
De Guindos espera un precio de licitación en la recogida de basuras inferior en un 8 por ciento con respecto a la suma de los contratos actuales, una rebaja que ha cifrado «en torno a 9 millones de euros como mínimo pero que podría ser mayor en función de la oferta de adjudicación».
«No puedo cuantificarlo, partimos de 9 millones pero dependemos de cómo se adjudique el contrato».
Adaptación de las empresas
El delegado también ha destacado que el Ayuntamiento trabaja con «grandes empresas españolas» que hacen de los servicios que prestan a la ciudad «el mejor escaparate para otros países».
No temen que las empresas más pequeñas se queden al margen porque tienen en cuenta la frecuente constitución de UTE.
«En el momento actual nadie duda de que hay que cambiar para que los servicios de las administraciones sean viables y sostenibles», ha defendido la alcaldesa.
El nuevo contrato, como ha explicado Botella, tendrá en cuenta la incorporación de las nuevas tecnologías en la recogida de residuos y la puesta en marcha de sistemas inteligentes como sensores de contenedores para conocer en tiempo real su llenado y frecuencia de uso. Estos sensores son «baratos», según De Guindos, ya se encuentran en las papeleras.