La cordillera que rodea a Cubatão atrapa la contaminación y crea un virtual invernadero

Así es el «Valle de la Muerte», uno de los lugares más contaminados del mundo

La estatal Petrobras construyó una enorme refinería

La llamaron el «Valle de la Muerte», la «Capital Química» de Brasil y «el lugar más contaminado del mundo».

Algunos bebés nacían sin cerebro o con deformaciones esqueléticas. La incidencia de cáncer del pulmón, garganta o páncreas era el doble del promedio en otras partes, cuatro veces más alta si se trataba de cáncer del sistema nervioso y hasta seis veces más alta si era cáncer de la vejiga.

La población local se refería a la lluvia ácida que caída como la «lluvia que muerde» por el escozor que producía al contacto con la piel.

Así era Cubatão, a sólo 100 kilómetros de Sao Paulo, Brasil.

Una ciudad industrial notoria por sus altamente nocivos niveles de contaminación atmosférica, que produjeron deformaciones en bebés recién nacidos y graves problemas de salud generalizados.

Pero, desde finales de los años 80, iniciativas para controlar las emisiones de las fábricas y mejorar el ambiente han logrado reducir los niveles de polución hasta 90%.

Sin embargo, expertos ambientalistas consideran que Cubatão continúa estando entre las ciudades más contaminadas de la región y por eso debe seguir esforzándose por mantener el aire más limpio.

Concentración industrial

Las chimeneas industriales continúan eructando llamas y gases las 24 horas del día y el rancio olor químico todavía permea el aire pero no se compara a la situación de hace unas tres décadas.

El desarrollo de la ciudad fue producto de la política de aceleración industrial de Brasil de los años 50.

Prácticamente vecina de Santos, el mayor puerto de América Latina, donde podía entrar la materia prima y salir el producto terminado, y a unas horas por auto de la urbe económica Sao Paulo, Cubatão era el sito ideal para establecer el primer parque industrial que sería el motor del progreso brasileño.

La estatal Petrobras construyó una enorme refinería, luego llegaron otras concesiones nacionales e internacionales de fertilizantes, cemento y químicos como Carbocloro, seguidas de la gigante siderúrgica Cosipa que llegó a emplear hasta 15.000 trabajadores.

Fue una concentración industrial sin precedentes y sin ningún tipo de control ambiental.

Diariamente, las chimeneas, calderas y desagües de las plantas y fábricas vertían a la atmósfera, acuíferos y suelo cientos de toneladas de contaminantes.

Defectos, mortalidad y desastres

Nunca se tuvo en cuenta la geografía de la región; una ciudad rodeada de una cordillera que atrapa el aire, las nubes y los contaminantes, efectivamente convirtiéndola en un invernadero sellado.

 

Cleiton Jordão, un ingeniero ambientalista, se crió en este lugar y recuerda cómo era: «Una vez vi un pequeño corriendo y gritando ‘es la lluvia que muerde'», contó a la BBC.

«Yo no entendía lo que quería decir. Pero, luego, me di cuenta que se trataba de lluvia ácida. Quemaba al contacto con la piel».

Los niveles de polución eran tan altos que los bebés nacían con severas deformaciones del esqueleto, algunos sin cerebro y una variedad de enfermedades respiratorias, hepáticas y sanguíneas.

Los defectos de nacimiento y altas tasas de mortalidad se registraban con mayor frecuencia en la Vila Parisi, una favela de Cubatão que, en los años 70 tenía unos 15.000 residentes.

El diario The Washington Post reportó que, en 1977, ambientalistas colocaron un dispositivo para medir la salida de gases y humo de unas 30 plantas industriales de la zona.

Al año y medio, sin embargo, el dispositivo se sobrecargó y se descompuso, según el diario.

No sin antes registrar que el área en torno al complejo industrial recibía diariamente una avalancha de 473 toneladas de dióxido de carbono, 182 toneladas de azufre, 148 toneladas de material particulado, 41 toneladas de óxido de nitrógeno y 31 toneladas de hidrocaburos.

En Vila Parisi los residentes respiraban a diario 1.200 partículas por metro cúbico de aire, más del doble de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que provoca una «mortalidad excesiva», informó The Washington Post.

En febrero de 1984, la favela fue afectada por un enorme derrame de petróleo que generó un incendio que destruyó más de 1.000 casas y cobró un centenar de vidas.

Controles

El evidente desequilibrio ecológico y la presión de ecologistas nacionales e internacionales obligaron al gobierno a exigir que las industrias controlaran las emisiones.

Las fábricas fueron forzadas a instalar filtros en las chimeneas y plantas de procesamiento de aguas residuales.

25 años después las autoridades declararon tener bajo control casi todas las fuentes de contaminación y que en unos años más alcanzarían «niveles aceptables» de contaminación.

En 2009, el centro de la ciudad registró 48 microgramos de partículas por metro cúbico de aire, apenas por debajo de los 50 microgramos que la OMS recomienda como mínimo.

No obstante, comparado a los niveles de los años 80, muchos consideran como éxito lo logrado hasta ahora en Cubatão, que pudo cortar la contaminación atmosférica en un 90%.

Un efectivo control y monitoreo de la calidad del aire juega un papel esencial en mantener los niveles de contaminación lo más bajo posible.

Pero, para los ambientalistas, está lejos de ser el modelo de una economía sustentable.

«Está mucho mejor de lo que era pero tiene que ser mejor. Todavía queda mucho por hacer», señala Cleiton Jordão.

«Lo que mis amigos científicos y yo hacemos es extremadamente importante para ayudar al parque industrial. No sólo en términos de la tecnología pero social y económicamente también».

Cubatão sigue teniendo los niveles más altos de contaminación atmosférica en todo el estado de Sao Paulo pero no ha vuelto a alcanzar los peligrosos niveles de los años 80.

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