Poseen diez brazos o filamentos

Los laureles de montaña catapultan su polen a gran velocidad

Los laureles de montaña catapultan su polen a gran velocidad
Flores, abeja y polen. EP

Los laureles de montaña son unas flores que poseen diez brazos o filamentos que actúan como catapultas para expulsar el polen al aire a una velocidad sorprendente en el mundo vegetal.

Para entender cómo funcionan esos filamentos y por qué evolucionaron de esa manera, investigadores de las universidades de Harvard y California Davis, utilizaron video de alta velocidad para determinar la velocidad con que se mueven los filamentos y para mostrar cómo se dirigen a los posibles polinizadores. El estudio se describe en un artículo reciente en la revista American Naturalist.

«Esos filamentos están bajo tensión, por lo que cuando llega un insecto y tira de ellos, lanzan el polen a lo que sea que esté allí», dijo la coautora Callin Switzer en un comunicado. «Hubo dos hipótesis sobre estas catapultas: una fue que se usan para la polinización con viento. Pero nuestros hallazgos apuntan a la idea de que el polen se adhiere a los polinizadores que probablemente lo llevarán a otra flor».

Esas catapultas de filamentos son en realidad largos tallos que terminan con la parte masculina de la planta, llamada antera. Cuando la flor se desarrolla, las anteras se atascan en pequeños bolsillos en cada pétalo. Cuando los pétalos se abren, retiran los filamentos, aumentando la tensión sobre ellos y, de hecho, dejando las catapultas listas para disparar.

Para comprender la velocidad de esas catapultas y su objetivo, loa investigadores realizaron cuatro estudios.

El primero se centró en la biomecánica de las catapultas y trató de cuantificar la velocidad con que disparan polen. El segundo creó un mapa de calor que muestra dónde se lanzó el polen, mientras que el tercero examinó qué polinizadores visitaron las flores. El último estudio implicó evitar que los polinizadores visitaran las plantas como una forma de investigar su capacidad para autopolinizarse.

Los hallazgos de los investigadores ponen al laurel de montaña como una de las plantas de más rápido movimiento en el mundo. Cuando se activan, las catapultas lanzan el polen a más de 400 veces la aceleración debida a la gravedad, alcanzando una velocidad máxima de aproximadamente 12 kilómetros por hora.

La evidencia también mostró que las catapultas lanzan polen hacia el centro de la flor, lo que lleva a la hipótesis de que solo podrían ser provocados por los insectos más grandes, como abejorros, que probablemente aterricen allí y transporten el polen de una flor a otra.

«Parece que los polinizadores juegan un papel muy importante en la fertilización de estas flores», dijo Callin Switzer, couatora del trabajo. «En uno de nuestros experimentos posteriores, colocamos algunas flores en el Arboretum para evitar que los polinizadores las visitaran … y apenas producían semillas».

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