Un pozo fundido, conocido como el Cráter de Darvaza, fue grabado por un dron en los campos de gas de la provincia de Ahal el domingo.
La cavidad, más conocida como ‘Puerta al Infierno’, tiene 69 metros de ancho y 30 metros de profundidad.
Se abrió por primera vez hace cuarenta años.
Para llegar hay que internarse en el desierto de Karakum, uno de los lugares menos paradisiacos del planeta apenas habitado por pastores nómadas y hogar de la karakurt, una araña pequeña y negra cuyo veneno es veinte veces más mortífero que el de la cobra.
En 1971, cuando la república de Turkmenistán todavía formaba parte de la Unión Soviética, un grupo de geólogos rusos llegó al Karakum en busca de pozos petrolíferos.
Encontraron lo que pensaron que era un yacimiento sustancial y comenzaron a perforar. Lo que no sabían es que bajo la tierra se encontraba una bolsa de gas natural que no pudo soportar el peso de su equipo.
La tierra se derrumbó y colapsó en varios metros a la redonda, creando un efecto dominó que resultó en varios cráteres abiertos.
Los trabajadores soviéticos de la prospección lo incendiaron creyendo que el gas se consumiría en cuestión de semanas y podrían retomar la explotación pero lo cierto es que lleva medio siglo ardiendo.
La zona del desierto de Karakum alrededor de la puerta del Infierno fue declarada reserva natural por el presidente Gurbanguly Berdimuhamedov en 2013.
No obstante, los visitantes tienen permitido dormir junto al pozo, ya sea acampando o alojándose en sencillos hostales de carretera. Es sin duda la mejor opción porque permite contemplar las llamas al anochecer.