La conocida como «crisis hídrica de Ciudad del Cabo» fue el resultado de cuatro años consecutivos de sequía, desde 2015, que llevó a la capital sudafricana hasta el límite de las reservas de agua. Hasta el punto que en los primeros meses de este año fue imperativo racionar y limitar su consumo. La llegada del otoño, en marzo, alivió la situación, según recoge Nacho Palou en microsiervos.
«Sin embargo se espera que la amenaza vuelva a la ciudad costera el próximo año y los siguientes», dicen en Phys.org, The tow-an-iceberg plan being floated to ease Cape Town drought.
Ante esa perspectiva Nick Sloane propone «un plan desesperado para una situación extrema»: remolcar un iceberg desde la Antártida hasta las proximidades de Ciudad del Cabo, a unos 2.000 km al norte.
Nick Sloane admite que su plan es «una locura» y probablemente está bastante autorizado a hacer esa afirmación: fue el tipo que rescató el crucero Costa Concordia.
El iceberg, cuidadosamente seleccionado, tendría una longitud aproximada de un kilómetro, 500 metros de ancho y hasta 250 metros de profundidad, con una superficie plana. El agua derretida (…) produciría 150 millones de litros de agua cada día, durante un año.
Sloane calcula que ofrecer a la ciudad «el agua más pura del planeta» costaría unos 90 millones de euros, más otros 40 o 50 millones para canalizar y capturar el agua conforme se derrite el iceberg y transportarla a tierra firme, a unos 150 km de donde se mantendría el bloque de hielo.
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