Se produce, con regularidad de metrónomo, dos veces al año y todos los años. Pasamos del horario de invierno al de verano y viceversa.
Y no nos terminas de acostumbrar del todo. Este 28 de marzo de 2021, toca otra vez.
Hay que adelantar el reloj una hora.
A las 02:00 fueron las 03:00, dando comienzo así al horario de verano.
Un cambio aparentemente superfluo que sin embargo puede tener una serie de consecuencias en la salud si no se toman las medidas adecuadas.
El cambio de hora de verano suele ser más perjudicial que el de invierno con especial incidencia en niños y mayores, más sensibles a los cambios.
Esta alteración puede llegar a provocar un amplio abanico de síntomas como trastornos en el sueño, cambio de humor, cansancio, mareos, dolor de cabeza o problemas digestivos, entre otros.
Dentro de las consecuencias del cambio de hora, los problemas de descanso suelen ser los más importantes, llegando incluso a disminuir hasta un 10% la calidad del sueño en los días posteriores al cambio de hora.
A esto hay que sumarle además la situación actual derivada de la Covid-19, a la que diversos estudios achacan problemas en la conciliación del sueño.
Este trastorno, conocido ya popularmente como coronasomnia, podría aumentar su incidencia con el cambio de hora, por lo que es necesario adelantarse y tomar ciertas medidas.
RECOMENDACIONES UTILES
La aplicación de estas medidas en los días previos y posteriores al cambio de hora, permitirán prevenir o paliar estos posibles trastornos.
En primer lugar, aconsejan realizar ejercicio moderado. Salir a pasear o hacer otras actividades al aire libre favorece el descanso.
Sin embargo, especialmente los días previos y el fin de semana del cambio de hora, es importante optar por actividad física moderada y realizarla horas antes de acostarnos, ya que un esfuerzo físico intenso puede dificultar la conciliación del sueño.
También recomendan variar los hábitos de sueño. Con el objetivo de adaptarte al cambio, los días previos es importante retrasar la hora de dormir quince minutos para que el organismo se adapte al nuevo horario.
Además, es importante evitar dormir durante el día para no incrementar los desajustes en el descanso.
Algo importante a la hora de adaptar el organismo al nuevo horario es mantener una buena higiene del sueño, creando un ambiente óptimo para el descanso evitando el uso de pantallas antes de dormir, adecuando la iluminación y reduciendo al máximo los ruidos.
Aunque se sufra alguna alteración del sueño tras el cambio de hora, es importante no automedicarse, ya que estos problemas terminarán por desaparecer en un plazo aproximado de tres semanas.
De no ser así, se ha de consultar con un médico.
Por último, consejan comer ligero antes de dormir. Es importante evitar comidas abundantes o excesivas antes de ir a la cama, ya que pueden provocar una digestión pesada y una mala absorción de los nutrientes ingeridos.
Además, también se deben eliminar de la dieta bebidas estimulantes como café, té o alcohol, especialmente a última hora del día.