Los insectos que tejieron la tela eran muy parecidos a las arañas de jardín de hoy día
Unos cazadores de fósiles aficionados que buscaban restos de dinosaurios se encontraron con un hallazgo inesperado. Enconrarón un depósito de ámbar al sur de Inglaterra en la costa de Sussex.
Las piezas cayeron en manos del profesor Martin Brasier de Oxford que descubrió la tela de araña y su antiguedad.
Martin Brasier:
«Este ámbar es muy raro viene del comienzo del Cretácico, lo que lo convierte en uno de los más antiguos.»
El ámbar guardaba no sólo hilos de telas de arañas, sino también materia vegetal, excrementos de insectos y microbios antiguos.
Todos estos quedaron atrapadas en la resina emitida por los árboles, probablemente como respuesta al daño provocado por algún incendio. El ámbar fue a parar al lecho de un gran lago, hasta que la elevación del terreno y la erosión de millones de años lo sacó de nuevo a la luz.
(Agencias)