El milpiés que brilla en la oscuridad usa su luz como una señal de advertencia

El único ciempiés bioluminiscente usan su luz como una señal de advertencia a los depredadores nocturnos, según ha descubierto un equipo de investigación de la Universidad de Arizona en Estados Unidos. Los resultados han sido publicados en la revista ‘Current Biology’.

Al caer la noche en algunas regiones montañosas de California, un peculiar insecto emerge del suelo: el milpiés que brilla en la oscuridad. Pablo Marek, un investigador del Departamento de Entomología de la Universidad de Arizona y su equipo, descubrieron que el brillo nocturno del milpiés –que pertenece al género Motyxia– ayuda al invertebrado a evitar los ataques de los depredadores.

Al igual que otros milpiés, los Motyxia son vegetarianos, se alimentan principalmente de materia vegetal en descomposición, pero en el curso de adaptación a la vida bajo tierra, han perdido la capacidad de ver. «A pesar de que son ciegos notan cuándo cae la noche, y es entonces cuando salen a la superficie para alimentarse y aparearse», afirma Marek.

«Cuando se les molesta, rezuman tóxicos de cianuro y otros químicos de mal sabor –a través de poros pequeños a lo largo de los lados de su cuerpo– como un mecanismo de defensa», explica Marek, «algunas especies de milpiés activas durante el día despliegan colores de aviso para anunciar su defensa ante los depredadores; pero como el milpiés Motyxia sale cuando está oscuro, la hipótesis es que usa su resplandor verdoso en lugar de la coloración de advertencia».

Conocida como bioluminiscencia, la capacidad de brillar en la oscuridad está muy extendida en el reino animal. El ejemplo más conocido son las luciérnagas y los animales que habitan en la oscuridad de las profundidades oceánicas. En algunos de estos ejemplos, la bioluminiscencia está pensada para ayudar a atraer a una pareja, enviar mensajes entre los miembros de la misma especie, o atraer a sus presas, como en el caso del rape, que cuelga un señuelo brillante delante de su enorme boca.

Para probar esta hipótesis de que los milpiés luminiscentes serían atacados menos que los milpiés pequeños no-luminiscentes el doctor Marek y sus colaboradores crearon 300 milpiés falsos en arcilla; la mitad de los cuales pintaron con una pintura artificial de larga duración que brilla en la oscuridad.

Para el experimento de campo, el grupo llevó su colección de ciempiés de arcilla al Monumento Nacional Secuoya Gigante en California, donde los pusieron en el suelo. A continuación, recogieron milpiés reales en la misma área. Los investigadores distribuyeron individuos brillantes y no brillantes de forma aleatoria. A la mañana siguiente, los investigadores fueron a evaluar los resultados, «fue una carnicería», cuenta Marek, «nos sorprendió realmente a la tasa de depredación de estos milpiés, en total, alrededor de un tercio de ellos –tanto reales como falsos– habían sido atacados».

Los milpiés no bioluminiscentes mostraron una evidencia de ataque cuatro veces mayor en comparación con los milpiés que brillan. Del mismo modo, en el grupo de reproducciones de arcilla, los modelos no luminiscentes fueron atacados dos veces más que los que emitían luz. El mecanismo bioquímico por el cual los milpiés logran esta hazaña es un tema futuro de investigación.

«Por ahora, todo lo que sabemos es que utilizan un mecanismo diferente al de las luciérnagas», explica Marek, los milpiés tienen una fotoproteína similar a la proteína verde fluorescente de la medusa Aequorea victoria. Se cree que esta proteína se activa mediante el calcio y compuestos ricos en energía de la célula para crear el resplandor».

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