El santuario de Nevada no es más que el cubil del monstruoso depredador que acabó con todos ellos
Un enorme monstruo marino de más de treinta metros de largo, probablemente un gran pulpo o un calamar gigante, pudo los océanos del Triásico, hace más de 200 millones de años.
Similar al mitológico kraken, este coloso de las profundidades era capaz de «merendarse», literalmente, a los mayores depredadores de la época.
Como explica José Manuel Nieves en ABC, no hay evidencias directas de su cuerpo, pero un grupo de paleontólogos norteamericanos afirman haber encontrado su guarida.
El animal, según afirma Mark McMenamin, del Mount Holyoke College, en Massachussets, era tan grande como para capturar con sus tentáculos a ictiosaurios de 15 metros de largo, romperles el cuello y arrastrarles hasta su escondrijo para devorarlos después.
Toda una hazaña, ya que los ictiosaurios, grandes reptiles marinos que recuerdan por su forma a los delfines, estaban considerados hasta ahora como los auténticos reyes de los mares triásicos.
Para McMenamin, la razón de que no se hayan conservado restos directos de la bestia es que, como los calamares de hoy, su cuerpo era blando y se descomponía rápidamente tras su muerte, impidiendo el proceso de fosilización.