Se alimenta de frutos, gajos, brotes y hojas de árboles

El trabajo del tapir: maestro jardinero de los bosques sudamericanos

"Es un animal que tiene un papel tan importante, que me asusta pensar qué podría ocurrir si se extinguiera en las áreas donde vive"

El trabajo del tapir: maestro jardinero de los bosques sudamericanos
El tapir es el mayor mamífero salvaje de América del Sur. EFE

La bióloga brasileña Patricia Medici lleva más de una década estudiando al tapir, un animal que a pesar de ser clave para los bosques sudamericanos, sigue siendo para algunos el «hermano pobre» que no atrae demasiado la atención del público o de los medios.

El tapir es el mamífero terrestre salvaje de mayor tamaño de América del Sur. Puede llegar a pesar entre 250 y 300 kilos y medir más de un metro de altura.

«Cuando empecé con este trabajo en 1996 había un desconocimiento absoluto, no se sabía nada sobre el tapir y nadie había notado su importancia», dijo a BBC Mundo Patricia Medici, cuyo trabajo de conservación acaba de ser premiado por la fundación Durrell de la Universidad de Kent, en Inglaterra.

El tapir, según la investigadora, es un verdadero ingeniero ecológico, cuya presencia da forma a la estructura y diversidad del bosque. Pero debido a la deforestación, la caza, el atropellamiento en carreteras y otras amenazas, este animal extraordinario está desapareciendo rápidamente de distintas zonas a lo largo de su área de distribución.

MAESTRO JARDINERO

Los bosques serían extremadamente diferentes, más pobres y menos diversos si no existiera el tapir, explicó a BBC Mundo Medici, quien hizo su doctorado en la Universidad de Kent y trabaja actualmente en el Instituto de Investigaciones Ecológicas de Brasil, Instituto de Pesquisas Ecológicas, IPE.

Luego de 14 meses de gestación, las hembras dan lugar a una única cría. Aún después de independizarse, los tapires jóvenes siguen visitando en forma regular a sus madres.

«Lo llaman el jardinero de la selva, porque tiene un papel fundamental en la dispersión de semillas. Además es selectivo al elegir alimentos, por lo que se suele decir que este animal manipula el bosque, manteniendo la diversidad de su estructura».

El tapir se desplaza en áreas gigantescas, moviéndose entre tres y cuatro kilómetros por noche, por lo que es una «especie paraguas». En otros términos, protegiendo al tapir se estaría protegiendo a otras especies como el jaguar que usan los mismos hábitats.

Cerca del 60% de su dieta son frutos y el resto gajos, brotes y hojas de árboles. Es nocturno y solitario, por lo que «es probable si ustedes se encuentran algún día con un tapir esté sólo, y si ven a dos seguramente serán un macho y hembra en época de reproducción o uma hembra con su cría».

En cautiverio puede llegar hasta los 40 años de vida, pero en el medio silvestre el promedio es de 24 años.
Patricia Medici y un colega colocando una cámara trampa

Para Medici, además de su impacto en la diversidad del bosque, otra de las características que hace imperativo proteger al tapir es que tiene un ciclo de reproducción muy largo. Comienza a reproducirse a los cuatro años y la gestación dura 14 meses, al cabo de los cuales nace una única cría, y la hembra demora hasta seis meses para volver a estar en celo.

«Esto significa que el ciclo reproductivo tarda dos años para producir un único hijo que puede no sobrevivir. Si una población sufre algún tipo de impacto y un declive grande, difícilmente podrá recuperarse sin ayuda», señaló Medici.

En su trabajo de conservación, la bióloga utiliza desde radiotelemetria con collares transmisores para determinar el espacio por el que se desplazan los animales, hasta análisis genético de materias fecales y cámaras trampa. Éstas últimas permiten investigar el comportamiento social y reproductivo.

Con cámaras trampa en el Pantanal, Medici descubrió por ejemplo que las crías permanecen con sus madres cerca de15 meses pero aún después de volverse independientes «van a visitar a su madre con regularidad y se quedan con ella algunas horas antes de volver a estar solos».

El tapir se encuentra en 11 países de Sudamérica a lo largo de 23 biomas diferentes, desde Misiones en Argentina, al Chaco en Bolivia y la Amazonia de Ecuador y Colombia y los llanos de Venezuela.

En Brasil, vive en cuatro regiones ecológicas diferentes, la Amazonia, el bosque atlántico, el Pantanal y el Cerrado, como se denomina a la ecoregión de sabana tropical al sur de la Amazonia, en los estados de Mato Grosso y Minas Gerais, entre otros.

Pero de acuerdo a Medici, no debe pensarse que por existir en zonas extensas no es vulnerable. No hay aún estimaciones precisas del número de tapires en América del Sur, donde las áreas de distribución son tan amplias que sólo el Pantanal cubre 160 mil kilómetros cuadrados.

La necesidad de proteger esta especie queda en evidencia al recordar que ya se extinguió localmente debido a la caza en la Caatinga, una zona extremadamente seca del noreste de Brasil donde vivía hace décadas.

«Y pensemos que del bosque atlántico sólo resta hoy el 7% del bosque original, con pequeñísimos fragmentos a veces con poblaciones de dos o tres individuos. Y el Cerrado es el bioma que más sufre en Brasil, debido a la expansión de la soja, la caña de azúcar y el agronegocio, de modo que también aquí podría extinguirse muy rápido».

«Diversas poblaciones a lo largo del área de distribución se están extinguiendo rápidamente, y si no hacemos algo en forma urgente va a llegar un momento en el que tendremos pequeñas poblaciones aisladas sin conexión entre ellas y el tapir se tornará inviable», Patricia Medici.

Las principales amenazas según Medici son la caza por comunidades indígenas de manera no sustentable o la caza deportiva ilegal. Hay una ley que la prohíbe pero no es respetada.

«El atropellamiento en las carreteras es también un problema muy serio en Brasil y el uso de radares de velocidad está dando en algunos casos buenos resultados. Otra amenaza es la desforestación y una problemática que venimos investigando es la transmisión de enfermedades infecciosas por animales como el ganado y los caballos».

«Hoy en Brasil, sólo podemos decir con seguridad que hay poblaciones relativamente grandes y saludables en el Pantanal y la Amazonia».

Para crear conciencia sobre la necesidad de proteger al tapir, Medici organizó este año una exhibición de pinturas realizadas por estos animales. Colocando pinturas sobre una tela y pedazos de fruta, se atrae al tapir que produce con los movimientos de su hocico ilustraciones únicas.
Pintura realizada por un tapir

«Nuestro trabajo es financiado fundamentalmente por zoológicos en Estados Unidos y Europa. Sabía que algunas instituciones estadounidenses organizaban subastas de pinturas hechas por orangutanes o elefantes en cautiverio para recaudar fondos para la conservación de especies en su medio silvestre y pensé que podría lograrse algo así con el tapir», dijo Medici a BBC Mundo.

La investigadora brasileña obtuvo pinturas realizadas por tapires en siete zoológicos de Estados Unidos, y estas obras junto a otras de pintores y fotógrafos brasileños fueron exhibidas este año en el zoológico de Sao Paulo.

Para Medici, debería haber más preocupación por conocer y proteger al mayor mamífero terrestre salvaje de Sudamérica.

«Los bosques se tornan infinitamente diferentes cuando este animal desaparece de un área determinada».

«Diversas poblaciones a lo largo del área de distribución se están extinguiendo rápidamente, y si no hacemos algo en forma urgente va a llegar un momento en el que tendremos pequeñas poblaciones aisladas sin conexión entre ellas y el tapir se tornará inviable».

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Autor

Irene Ramirez

Irene Ramirez. Responsable de campañas en Grand Step. Fue redactora de Periodista Digital entre 2012 y 2013.

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