Durante el cortejo, el macho los expone a la hembra y segrega unas sustancias que son lamidas por aquella
El biólogo Sergio Montagud lo explica en Métode, revista de divulgación científica de la Universidad de Valencia, de la siguiente manera:
El ritual precopulatorio habitual de muchos maláquidos, algunos pirocroidos y varios antícidos (todos ellos escarabajos), incluye un peculiar comportamiento.
A lo largo del cuerpo, los machos presentan una serie de glándulas integumentarias bien inervadas que los especialistas han denominado «excitadores».
Durante el cortejo, el macho los expone a la hembra y segrega unas sustancias que son lamidas por aquella. Parece ser que estas sustancias, compuestas por feromonas, actúan de diversos modos, por un lado, estimulan al macho para proceder con la cópula y por otro aumentan la receptividad de las hembras.
Los excitadores pueden estar ubicados en varias partes del cuerpo, según la especie. En el género Ebaeus se encuentran situados en el ápice de los élitros.
Se trata de unos repliegues del tegumento con una forma característica, donde desembocan las glándulas que antes hemos comentado.
Así pues, lamentablemente, no es acertado llamarlo «sexo oral». Pero tampoco está tan lejos de nuestras fantasías mundanas.
Podemos equipararlo a una especie de poción mágica, que el macho elabora con sumo cuidado, gran precisión y mucho cariño para, llegado el gran momento, rendir honores a su dama.