Dan miedo y con razón.
Los grizzlies son una subespecie de oso pardo que habita en América del Norte, desde Alaska hasta México.
Son animales omnívoros y su dieta varía según la época del año y su ubicación geográfica, pero en general se alimentan de plantas, frutas, bayas, raíces, insectos, peces y pequeños mamíferos.
Algunas curiosidades sobre los grizzlies:
- Los grizzlies son los osos más grandes de América del Norte y pueden pesar más de 400 kilogramos.
- Su pelaje puede variar de color, desde marrón claro hasta marrón oscuro o negro.
- Tienen una gran capacidad de olfato y oído, lo que les permite detectar presas y peligros a larga distancia.
- A pesar de ser grandes y feroces, los grizzlies pueden correr a velocidades de hasta 50 km/h.
- Durante el invierno, los grizzlies hibernan en cuevas o madrigueras, donde reducen su metabolismo y viven de sus reservas de grasa.
- Los grizzlies son animales solitarios y territoriales, aunque pueden reunirse en grupos para alimentarse en áreas con abundancia de comida.
- Aunque los grizzlies son generalmente temidos y respetados, son animales vulnerables debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y la interacción con los humanos.
LA SOLIDARIDAD ANIMAL
A mediados de la década de 1990, el Gobierno de Estados Unidos liberó cien ejemplares de lobo en las inmediaciones del parque nacional de Yellowstone (Idaho, Montana y Wyoming), un animal que el hombre había cazado y envenenado hasta casi su extinción en las montañas Rocosas.
Hoy, alrededor de 1.700 lobos deambulan por los tres estados citados anteriormente. Y desde 2011 el taxón ya no aparece en el catálogo federal de especies amenazadas.
Una investigación publicada esta semana en la revista científica Animal Ecology vincula la reintroducción del lobo en Yellowstone con la mejora de la dieta de los osos.
Los plantígrados se han visto beneficiados por el aumento de los frutos rojos de los que pueden disponer para preparar su hibernación al haberse producido una disminución en el número de ungulados (alces) presentes en el parque, los cuales compiten con ellos por los arándanos, por ejemplo.
Los autores no se atreven a asegurar si la presencia de este predador de alto rango puede ayudar a mitigar los efectos del sobrepastoreo que durante 70 años han originado las cabezas de ganado, los alces y los bisontes. Pero los frutos rojos «se han multiplicado al doble y eso ayuda a la supervivencia de los osos, que también se han visto muy afectados por los impactos del cambio climático», indica a la BBC el profesor William Ripple, del equipo de Oregón.
Los granjeros y cazadores, por su parte, se han quejado de que las poblaciones de alce y ganado han caído mucho desde la vuelta a Yellowstone de los lobos. En el caso del primer grupo, en un 80%: de 19.000 ejemplares (1990) se ha pasado a los 4.000 ungulados que se contabilizan hoy.
