A Lazarus decidieron sacrificarlo tras haber sido atropellado en Estados Unidos

El vídeo del perro que ha sobrevivido milagrosamente a una inyección letal

Se movió un poco, y luego se quedó quieto y callado. Todo indicaba que el animal debía fallecer a los pocos minutos...

Lo sucedido en el refugio de animales Ozark, en el estado norteamericano de Alabama, viene quizás al pelo tras el caso español de Excalibur, sacrificado tras detectarse en su dueña el primer caso de contagio de ébola en Europa, aunque no tiene desde luego semejanza para desgracia de muchos.

El protagonista de la historia es un perro al que han bautizado como Lazarus, en clara referencia al personaje bíblico resucitado por Jesucristo, cuando éste pronunció las palabras: «Lázaro, levántate y anda».

ATROPELLADO

Y no es para menos, porque el can, de raza mixta, había sobrevivido tras ser atropellado por un automóvil, así que además parecería que su experiencia amarga le ayudó un poco, no sólo a regresar luego a la vida, sino a encontrar un nuevo hogar y acompañado.

Hoy en día el perro vive ahora con una familia en un suburbio de Birmingham, Alabama, donde juega con otro macho rescatado y es de lo más feliz.

Afortunadamente, un trabajador de rescate recogió al perro, de aproximadamente cuatro años de edad, después de que le practicaran una eutanasia fallida.

Al parecer, un veterinario norteamericano le aplicó una inyección letal porque nadie quería adoptarlo. El perro se movió un poco, y luego se quedó quieto y callado. Todo indicaba que el animal debía fallecer a los pocos minutos.

Sin embargo, al regresar por la mañana, el perro le estaba mirando tan pancho sentado en su jaula, como si nada hubiese pasado.

Hasta el momento, ninguno de los trabajadores del refugio sabe exactamente qué le ocurrió para sobrevivir a la inyección letal, en lo que muchos consideran un auténtico milagro.

Y es que, de acuerdo con Cortney Blankeship, voluntaria del refugio, el 19 de agosto de este mismo año el perro fue dejado en el centro, herido gravemente y sangrando, después de haber sido atropellado por un coche que le había arrancado incluso la almohadilla de su pata izquierda trasera.

Aunque Blankeship trató de encontrarle un hogar por las redes sociales, nadie se acercó, lo que hizo que el perro acabara viéndose obligado a ser sometido a una eutanasia.

Snell, acompañó al veterinario durante el procedimiento, y asegura que todo el proceso se desarrolló correctamente, con lo que el can debería haber fallecido.

 

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