Más información
Trevor Williams y Jonathan Galione, de Tdub Photo, han realizado recientemente, una colección de maravillosas fotos de camarones bioluminiscentes, en The Weeping Stones, en la costa de Okayama de Japón.
Conocidos comúnmente como luciérnagas de mar, estas curiosas criaturas habitan la arena en aguas poco profundas, cerca de la orilla, dejándose arrullar por el vaivén de la marea alta y baja.
Con su pequeño tamaño, de apenas 3 mm, emiten una luz potente, y como suelen agruparse, brindan un espectáculo de belleza natural sin igual.
Williams y Jonathan Galione, recurrieron al tocino crudo para atraerlos, uno de los majares preferidos por los camarones bioluminiscentes. Rociaron jarras sobre las rocas y el mar, consiguiendo abstractos dibujos luminosos al conseguir que se agruparan para comer. Luego los fotografiaron sin causarles ningún daño.
La bioluminiscencia es la producción de luz de ciertos organismos vivos, del griego βίος (bíos), vida y del latín lumen, luz.
La enzima luciferasa suele ser la responsable de la reacción bioquímica que produce este curioso fenómeno. El oxígeno oxida a una proteína llamada luciferina, el sustrato, y la luciferasa acelera el proceso de reacción, encargandose el ATP de proporcionar la energía necesaria para la producción de agua y luz.
Esta reacción es común en celentéreos, insectos, moluscos bacterias, protistas unicelulares, gusanos, hongos, cefalópodos, crustáceos, equinodermos, peces y medusas.
La ciencia tiene conocimiento de este fenómeno desde el siglo XV, gracias al trabajo de Robert Boyle con hongos bioluminiscentes, que dejaban de emitir luz al privarlos de oxígeno.
La utilidad de la bioluminiscencia en estas especies está relacionada con la atracción de la hembra o de presas, y también como maniobra de distracción ante posibles depredadores, contando con un tiempo extra para emprender la huida.
