Un equipo de la Universidad de São Paulo, en Brasil, ha realizado un estudio, y ha encontrado en su organismo dos sustancias sospechosas. La primera, una neurohormona llamada Allatostatins A, vinculada al aprendizaje y la memoria. Científicos desmontan el mito del «apocalipsis» de las abejas.
Y la segunda, un tipo de neuropéptidos conocido como taquicininas, cuya función sigue sin estar muy clara, según recoge ScienceAlert y Vicente Fernández en quo.
Hay que decir que esas sustancias también están en el organismo de las abejas normales, pero las de las abejas asesinas presentan ligeras diferencias.
Por eso, los investigadores probaron a inyectarlas en los cerebros de abejas normales, y el resultado fue el esperado: se volvieron tan agresivas como las asesinas.