La ballena gris (Eschrichtius robustus) es una especie de cetáceo misticeto de la familia Eschrichtiidae de tamaño medio que en la actualidad sólo habita la zona norte del océano Pacífico. Pese a su nombre de “ballena” según wp, los estudios moleculares y morfológicos demuestran que se encuentran más relacionadas a los rorcuales que a las ballenas.
Es uno de los mamíferos que realiza una de las migraciones más largas, pues se desplaza desde las bahías del norte de México, donde la hembra pare a su cría en invierno, hasta el norte del mar de Bering, donde se alimenta en verano. Estaba presente también en el océano Atlántico norte y en las aguas situadas entre Japón y la península rusa de Kamchatka, pero se extinguió en el océano Atlántico norte y casi llegó también a desaparecer en el océano Pacífico occidental.
Los cadáveres de las ballenas grises que aparecen muertan junto a la playa en la costa oeste de Estados Unidos ha aumentado tanto en los últimos años que las autoridades se han quedado sin lugares para enterrarlas y han tenido que pedir ayuda a los vecinos para que cedan sus tierras, según recoge ABC y comparte Ivan Rastik para Periodista Digital.
La Oficina Nacional de Pesca de la Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA Fisheries) ha pedido a los terratenientes que se conviertan en voluntarios para enterrar a estos grandes animales. «Al hacerlo, los propietarios de estas tierras pueden colaborar con el proceso natural del medio ambiente marino, y los esqueletos de estos grandes cetácesos pueden utilizarse con fines educativos», explicaron las autoridades de la NOAA.
En la costa oeste de los EE. UU. –California, Oregón, Washington y Alaska– aproximadamente 70 ballenas fueron encontradas muertas en lo que va de año, un número récord desde el año 2000. Las autoridades aseguran que pese a este fenómeno la población de ballenas grises se mantiene fuerte, alrededor de 27.000.
La Oficina Nacional de Pesca declaró a finales del mes pasado este fenómeno como un «evento de mortalidad inusual» y proporcionaron recursos adicionales para responder a las muertes.
Betsy Carlson, del Centro de Ciencias Marinas de Port Townsend, aseguró que «con la inusual mortalidad de estas ballenas grises, sabemos que vendrán más ballenas, o existe una alta probabilidad de que más ballenas mueran en la costa».