El vídeo grabado por Onne Vegter, guía del parque natural safari Sabi Sand Game Reserve, en Sudáfrica, muestra a un jabalí que despreocupadamente corre hacia tres leonas y un león dormidos.
El cochino despierta a los felinos con su trote, para luego dejarlos atónitos mientras ven cómo su posible ‘comida‘ se aleja a toda marcha.
Se salvó por los pelos.
El jabalí verrugoso es un peculiar habitante de África
Adaptado a la vida en la sabana africana, el facóquero común o Phacochoerus africanus, es una especie fascinante que habita las vastos pastizales de África subsahariana.
Este peculiar animal, perteneciente a la familia de los suidos, se distingue por sus características únicas que lo diferencian de otros miembros de su grupo.
A primera vista, el jabalí verrugoso puede parecer una versión exótica y algo cómica de sus parientes europeos. Su cabeza desproporcionadamente grande, adornada con verrugas carnosas y colmillos curvos, le confiere un aspecto singular que no pasa desapercibido. Pero detrás de esta apariencia peculiar se esconde un animal perfectamente adaptado a su entorno y con un papel importante en el ecosistema africano.
El Phacochoerus africanus debe su nombre común a las prominentes verrugas que adornan su rostro. Estas excrecencias cartilaginosas, más desarrolladas en los machos, no son meros adornos caprichosos de la naturaleza. Cumplen una función protectora durante los enfrentamientos entre machos, actuando como una especie de cojín natural que amortigua los golpes.
Otra característica distintiva de este animal son sus imponentes colmillos. Los superiores, que pueden alcanzar los 60 centímetros de longitud, crecen curvados hacia arriba, atravesando parcialmente la mandíbula superior. Estos colmillos, junto con los inferiores más pequeños, forman una especie de tijera natural que el animal utiliza tanto para la defensa como para la búsqueda de alimento.
El cuerpo del jabalí verrugoso es robusto y compacto, sostenido por patas sorprendentemente delgadas para su tamaño. Su pelaje es escaso, lo que le ayuda a regular la temperatura en el caluroso clima africano. Sin embargo, posee una característica crin a lo largo de la espalda y un mechón de pelo en la punta de la cola, que levanta como una bandera de advertencia cuando huye del peligro.
A diferencia del jabalí común europeo (Sus scrofa), el facóquero está mejor adaptado a ambientes más áridos. Sus ojos, situados en una posición alta en el cráneo, le permiten mantener una visión panorámica incluso cuando hunde su hocico en el suelo en busca de raíces y tubérculos. Esta adaptación es crucial para detectar depredadores en las extensas llanuras africanas.
En cuanto a su distribución, el jabalí verrugoso se encuentra ampliamente extendido por África subsahariana, desde Senegal hasta Etiopía y desde allí hacia el sur hasta Sudáfrica. Esta amplia distribución es testimonio de su notable capacidad de adaptación a diversos hábitats, desde sabanas secas hasta bosques húmedos.
Pero el Phacochoerus africanus no es el único representante de los jabalíes en el continente africano. Existen otras especies y subespecies que habitan en diferentes regiones, cada una con sus propias adaptaciones y características únicas.
Por ejemplo, el jabalí de río (Potamochoerus porcus) habita en las selvas tropicales de África central y occidental. A diferencia de su primo verrugoso, tiene un pelaje más abundante y de color rojizo, y carece de las características verrugas faciales.
En el extremo opuesto del continente, en las islas de Indonesia, encontramos al jabalí de Java (Sus verrucosus), una especie en peligro de extinción. Este jabalí, aunque comparte el nombre «verrugoso» con el facóquero africano, pertenece a un género diferente y tiene características distintas.
La presencia de estas diferentes especies de jabalíes en latitudes tan diversas es un testimonio de la increíble capacidad de adaptación de estos animales. Desde las áridas sabanas africanas hasta las húmedas selvas tropicales de Indonesia, los jabalíes han encontrado formas de prosperar en una amplia variedad de hábitats.
Esta adaptabilidad se debe en gran parte a su dieta omnívora y a su inteligencia. Los jabalíes son capaces de alimentarse de una gran variedad de plantas y animales, lo que les permite sobrevivir en entornos donde otros animales más especializados no podrían hacerlo. Además, su capacidad para modificar su comportamiento en respuesta a las condiciones cambiantes del entorno les ha permitido colonizar nuevos territorios y adaptarse a diferentes climas.
En el caso específico del jabalí verrugoso, su éxito en las sabanas africanas se debe a una serie de adaptaciones únicas. Su hocico alargado y fuerte le permite desenterrar raíces y tubérculos incluso en suelos duros y secos. Sus ojos, situados en lo alto de la cabeza, le proporcionan una visión panorámica que le ayuda a detectar depredadores mientras se alimenta. Y sus patas largas y delgadas le permiten correr a gran velocidad para escapar del peligro.
A pesar de su apariencia algo cómica, el jabalí verrugoso es un animal formidable. Los machos adultos pueden pesar hasta 150 kilogramos y son capaces de defenderse eficazmente contra depredadores como leones y hienas. Sus afilados colmillos son armas temibles que pueden infligir heridas graves a cualquier atacante imprudente.
En cuanto a su comportamiento social, los jabalíes verrugosos son animales gregarios que viven en grupos familiares llamados «sounders». Estos grupos suelen estar compuestos por varias hembras y sus crías, mientras que los machos adultos tienden a ser solitarios, uniéndose a los grupos solo durante la temporada de apareamiento.
La reproducción del jabalí verrugoso es otra área donde muestra adaptaciones interesantes. Las hembras dan a luz a camadas de dos a ocho crías, que nacen con un pelaje rayado que les proporciona camuflaje en la vegetación de la sabana. Este patrón de coloración desaparece a medida que los jabatos crecen, siendo reemplazado por el pelaje gris característico de los adultos.
El jabalí verrugoso:
- A pesar de su apariencia robusta, los jabalíes verrugosos pueden alcanzar velocidades de hasta 55 km/h en distancias cortas.
- Tienen una forma peculiar de alimentarse: se arrodillan sobre sus patas delanteras y «aran» el suelo con su hocico en busca de raíces y tubérculos.
- Son excelentes nadadores y no dudan en cruzar ríos o charcas si es necesario.
- Los jabalíes verrugosos tienen una relación simbiótica con ciertas aves, como el picabueyes, que se posan sobre ellos para alimentarse de los parásitos de su piel.
- A pesar de su aspecto fiero, son presas habituales de leones, leopardos y hienas. Su estrategia de defensa principal es la huida, pero si se ven acorralados, pueden ser adversarios formidables.
- En la cultura popular, el jabalí verrugoso ganó fama mundial gracias al personaje de Pumba en la película «El Rey León» de Disney.
- Aunque son principalmente diurnos, en áreas donde son cazados por humanos han desarrollado hábitos más nocturnos.