Agentes de la Policía Local de Simancas y el Seprona de la Guardia Civil buscan desde el sábado 6 de junio de 2020 un cocodrilo en la confluencia de los ríos Pisuerga y Duero en Valladolid. El gran animal fue visto la tarde del viernes 5 por un grupo de jóvenes, aunque no decidió dar el aviso a las autoridades hasta el sábado, y confirmado ayer por un policía local del municipio.
Por su parte, un biólogo ha identificado huellas que pueden corresponder a las de un cocodrilo del Nilo de unos dos metros y medio, y más de 200 kilos.
El cocodrilo del Nilo es una especie considerada peligrosa, pero también asustadiza, han informado este domingo fuentes de la Subdelegación del Gobierno.
Los expertos rastrean la zona con mucha precaución para evitar que el animal se desplace fuera del área de unos cinco kilómetros en la que se considera que se mantendrá, si no es molestado, para facilitar su captura.
“El animal, que podría haberse escapado de alguna vivienda cercana al río donde lo tuvieran como mascota, podría resultar muy peligroso para las personas, por lo que se ruega máxima prudencia”, aseguraron los bandos de Alcaldía del Ayuntamiento de Tordesillas y la entidad menor de Villamarciel, firmados por Miguel Ángel Oliveira y Francisco Luengo, respectivamente.
También, han facilitado números de teléfono, entre ellos el de la Guardia Civil y el 112 de Emergencias, ante un posible avistamiento del animal.
El gran cocodrilo del Nilo
Una de las principales características del Cocodrilo del Nilo es su gran tamaño pues, puede alcanzar los seis metros de longitud y rozar los 1.000 kilogramos de peso.
El cocodrilo adulto presenta una oscuridad uniforme, con franjas negras en la cola y abdomen claro; los jóvenes por su parte, son de color verde oscuro o marrón, con líneas transversales más oscuras (negras en la cola y el tronco).
Los ojos, oídos y ventanas de la nariz se hallan sobre la cabeza, lo cual le permite permanecer durante más de dos horas sumergido en el agua, prácticamente.
Son capaces de desplazarse durante varios kilómetros a 17 km/h, y saltar del agua gracias al impulso de la cola.
Los ejemplares más grandes pueden propulsarse sobre sus patas traseras para cazar a las presas.
Aunque su media de vida oscila entre los 50 y 60 años, son tan longevos que en algunos casos alcanzan edades centenarias.
