Se mueven en perfecta sincronía a través del campo. Si observamos de lejos parece una organizada colonia de hormigas, pero si nos acercamos descubrimos a un todo un ejército de patos.
Se trata de 10.000 patos para ser exactos. Y tienen una sola tarea: acabar con las plagas de los arrozales en Tailandia.
En Tailandia se les conoce como «patos cazadores» y sus presas son los indeseados huéspedes que se esconden en los cultivos.
Estas plagas son caracoles e insectos ocultos entre los rastrojos que amenazan con arruinar futuras cosechas.
Entonces, esta estrategia resulta benficiosa para todos.
«Así los granjeros usan menos químicos y los patos a cambio acaban con las plagas», cuenta Apiwat Chalermklin, criador de patos.
La espectacular imagen recuerda a las migraciones naturales de las aves porque se mueven en bandada por instinto. Y una vez completado el encargo, la marea de patos vuelve a su granja hasta la próxima misión de limpieza.
EL PATO COMO MASCOTA
Los patos tienen la capacidad de aprender y comprender órdenes.
También pueden jugar con sus dueños y al igual que otros animales domésticos, también responden al afecto.
Ellos se adaptarán muy bien a la convivencia con los humanos si se los entrena desde pequeños. Lo mejor es tener dos patos, ya que son muy sociales y prefieren vivir en grupo. Sin embargo, cuando crezcan, necesitan tener suficiente espacio cada uno para evitar el hacinamiento.
Los patos son criaturas muy precoces, y pueden ser muy buenos compañeros.
Suelen seguir a sus dueños y aunque pueden ser algo desordenados, son adorables. Las razas más populares, como animales domésticos, son Pekín, Cayuga y Campbell.
- El Pekín es un pato grande, blanco y muy atractivo.
- El Cayuga es más grande y su es color verde-negro. Es una raza más tranquila.
- El Campbell es de tamaño mediado y su color es caqui.
El único inconveniente en todos estos patos es su esperanza de vida, cuyos promedios no superan los siete años, a diferencia de los perros o gatos que pueden llegar a vivir hasta más o menos de veinte años.
El comportamiento de este tipo de animales suele ser muy singular. Pueden ser un poco torpes, propensos a tropezar con las cosas y ser fácilmente heridos.
Por eso su hábitat debe ser espacioso y despejado de objetos que puedan limitar su paso.