Siempre se ha dicho que si estalla la Tercera Guerra Mundial y sufrimos una catástrofe nuclear, sólo sobrevivirán las cucarachas.
A lo largo de los años las cucarachas se han ganado la reputación de ser indestructibles en ciertas situaciones. Aunque no sobrevivan a un buen pisotón de un humano, según la leyenda, sí pueden sobrevivir a algo que pocas personas viven para contar: una bomba nuclear.
El mito de cucarachas sobrenaturales surgió después del bombardeo nuclear de Hiroshima y Nagasaki en 1945. En aquel entonces, se reportó que las cucarachas estaban entre el pequeño número de supervivientes.
Este insecto, bastante despreciado por la mayor parte de la población, supone un problema en muchas ciudades, sobre todo costeras, de España.
El pánico que le tienen las personas a las cucarachas puede ser debido a que no solo pueden desplazarse bastante rápido por el suelo sino que también pueden volar; esto, unido con su característica de ser indestructibles, supone todo un reto para poder acabar con las plagas. Además, tienen unas características sorprendentes que más de un científico ha estudiado.
A pesar de que en ocasiones algunos no se fían de los métodos caseros como primera opción para la solución de plagas, en LA RAZÓN han desvelado un método infalible para acabar con el insecto más odiado del planeta de manera muy fácil pero eficaz.
«Una gran jarra de vidrio rellena con agua y café molido será todo lo que necesitemos para acabar con las cucarachas y evitar su presencia»
Aseguran que se pueden colocar todas las jarras que el usuario considere necesario en función de la cantidad de cucarachas que haya. Una decisión que será a criterio de cada uno. En el diario desvelan el por qué este método sí que funciona mientras que una bomba nuclear no les provoca ni un rasguño. La efectividad se debe a algo bastante simple.
«Gracias al olor que emite el café podremos colocarlas [las jarras] en cualquier lugar de la casa y las cucarachas caerán dentro desde donde no podrán escapar«
Pero, para que de verdad surja efecto habrá que cambiar el agua de las jarras con su debida proporción de café hasta que el insecto haya «desaparecido por completo«, pero si no es suficiente este método, habrá que «acudir a un especialista para evitar males mayores«.