En el norte de Dinamarca, un anuncio del Aalborg Zoo ha desatado el debate: “Si tienes un animal sano que ya no puedes cuidar, dóntalo para alimentar a nuestros depredadores”.
Lejos de tratarse de una broma, la propuesta busca imitar la cadena alimentaria natural y, de paso, ofrecer una solución ética para mascotas no deseadas.
En palabras del zoo, “los pollos, conejos y cobayas forman una parte importante de la dieta de nuestros depredadores, que necesitan presas enteras, como ocurriría en la naturaleza”.
Aunque para muchos la idea de donar a la vieja cobaya de la familia para convertirla en menú de león puede resultar chocante, la iniciativa se apoya en argumentos ecológicos y de bienestar animal: nada se desperdicia y los carnívoros mantienen comportamientos naturales.
Los animales, según el zoo, son sacrificados de forma indolora por personal cualificado y después utilizados como alimento.
Así se evita el abandono irresponsable y se refuerza la educación ambiental, mostrando a los visitantes cómo funciona la naturaleza real, lejos de la visión edulcorada de los documentales.
La dieta de los depredadores y la autenticidad de la cadena trófica
La alimentación de los grandes carnívoros en cautividad suele suscitar dudas. ¿Es ético alimentarles con animales domésticos? ¿Se respeta su naturaleza? Desde el zoo insisten: “Para mantener la salud y el bienestar de los carnívoros, es necesario proporcionarles carne, preferiblemente con piel, huesos y vísceras, para que su dieta sea lo más natural posible”. Y añaden que este método es habitual en Dinamarca y valorado por muchos visitantes y colaboradores.
Entre las especies que aceptan como donaciones destacan los pollos, conejos, cobayas e incluso caballos, siempre que cumplan con estrictos requisitos sanitarios y de tamaño. Los caballos, por ejemplo, no pueden superar 1,47 metros de alzada y deben tener un “pasaporte equino” válido. Los animales se reciben solo en días y horarios concretos y nunca más de cuatro a la vez, para garantizar el control y la trazabilidad.
La cadena alimentaria, también llamada cadena trófica, es el sistema por el que la materia y la energía fluyen desde los productores (plantas) hasta los consumidores (herbívoros y carnívoros) y los descomponedores. Alimentar a los depredadores con presas enteras les permite manifestar comportamientos naturales, como desgarrar la carne o masticar huesos, esenciales para su salud dental y mental.
Ética, bienestar animal y gestión de mascotas no deseadas
En Europa, la tenencia irresponsable de mascotas ha generado problemas crecientes. El abandono de pequeños mamíferos, aves y reptiles se ha disparado en los últimos años, muchas veces por cambios de vida, problemas de comportamiento o dificultades económicas. El zoo de Aalborg ofrece, así, una alternativa que evita el abandono en la naturaleza o el sacrificio sin utilidad.
Eso sí, el proceso está sometido a estrictos controles veterinarios diarios, para asegurar la salud de los animales tanto donados como receptores. Y, por supuesto, se rechazan animales enfermos, tratados recientemente con medicamentos o que no puedan garantizar el bienestar del depredador que los consuma.
La medida no está exenta de polémica. Asociaciones animalistas han expresado su preocupación por el impacto emocional que puede tener en los donantes y por la posible trivialización de la vida animal. Sin embargo, el zoo defiende que “los depredadores ocupan una posición clave en los ecosistemas y ayudan a explicar la conexión entre biodiversidad, equilibrio natural y la responsabilidad humana”.
Curiosidades científicas sobre cadenas alimentarias y depredadores
La cadena alimentaria es mucho más que una simple sucesión de “comidas y comidos”. Aquí van algunas curiosidades científicas, para quien crea que la naturaleza es aburrida:
- Los carnívoros estrictos, como los grandes felinos, necesitan consumir huesos y vísceras para obtener calcio y vitaminas que no se encuentran solo en la carne muscular.
- En la naturaleza, los depredadores no siempre comen lo que prefieren, sino lo que pueden atrapar: la dieta varía según la estación, la competencia y la disponibilidad de presas.
- Muchas especies de carnívoros muestran comportamientos de juego o manipulación con sus presas, fundamentales para su bienestar mental, incluso en cautividad.
- La cadena trófica no es una línea recta, sino una red compleja donde los residuos de unos se convierten en recursos para otros. Por ejemplo, los restos de una presa alimentan a los carroñeros y, finalmente, a los descomponedores como bacterias e invertebrados.
- En algunos ecosistemas, los depredadores regulan la abundancia de herbívoros y evitan la sobreexplotación de las plantas, manteniendo el equilibrio ecológico. Su desaparición puede desencadenar cascadas tróficas, con efectos imprevisibles.
Y una anécdota para los incrédulos: en Dinamarca, donar un caballo al zoo puede suponer incluso una deducción fiscal para el donante, siempre que cumpla los requisitos veterinarios y de documentación. ¡La naturaleza y la burocracia, de la mano!
¿Sabías que…?
- Las cobayas, tan populares como mascotas, provienen originalmente de los Andes y en estado salvaje forman parte de la dieta de muchos carnívoros sudamericanos.
- El zoo de Aalborg no es el único con políticas de este tipo: otros zoológicos del mundo aceptan donaciones de animales para alimentar a sus depredadores, aunque las especies y las condiciones varían.
- El comportamiento de caza y consumo de presas enteras mejora el bienestar psicológico de los depredadores en cautividad, reduciendo el estrés y los comportamientos estereotipados.
- El debate ético sobre qué alimentar a los carnívoros en zoos sigue abierto, pero la naturaleza, como siempre, nos recuerda que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda… aunque a veces, para algunos, resulte más fácil de digerir que para otros.
