El primer trasplante de cara ha sido un éxito

La mujer de 38 años sometida a un trasplante parcial de cara «va bien«, incluso mejor de lo esperado, dijeron hoy los autores de esa intervención pionera, sin ocultar los riesgos médicos y psicológicos a los que se enfrenta ahora. Lo explica el jefe del servicio de trasplantes del hospital universitario de Lyon (sureste de Francia), Jean-Michel Dubernard, quien llevó a cabo en 1988 el primer trasplante de mano:

«La paciente va bien desde el punto de vista médico, psicológico e inmunológico».

El lunes, al día siguiente de la intervención, los médicos se encontraron con la agradable sorpresa de que la coloración y la textura del implante de barbilla, boca y nariz, practicado en el hospital universitario de Amiens (norte), presentaba un resultado que sobrepasaba todas sus expectativas.

Lo dijo el jefe del servicio maxilofacial de Amiens, Bernard Devauchelle, a quien Dubernard felicitó explícitamente por su trabajo con un elocuente «me quito el sombrero».

Con mucha prudencia, pues existe riesgo de rechazo del trasplante y hasta dentro de cuatro o seis meses no se sabrá si la paciente va a recuperar toda la sensibilidad del rostro, Devauchelle no ocultó su satisfacción cuando comentó que la primera palabra que pronunció al despertarse la mujer fue: «gracias».

Lo hizo una vez que le fue retirada la traqueotomía y pudo contemplar, por primera vez, su nueva imagen, que inevitablemente le recordará toda su vida que parte de su cara perteneció a otra persona.

La piel, tejidos subcutáneos, masa muscular, venas y arterias del implante provenían de una mujer en estado de muerte cerebral encefálica, que se encontraba en el hospital universitario de Lille (norte) y cuya familia autorizó las extracciones.

Como la ley francesa obliga a la restitución digna del cadáver a los familiares, un equipo de especialistas llevó a cabo una «restauración absolutamente destacable» de la cara de la donante, indicó la directora de la Agencia de Biomedicina, Carine Canby, presente también en la rueda de prensa celebrada en Lyon.

En cuanto a la receptora, cinco días después de la excepcional intervención, evoluciona, sin contratiempos, de forma muy favorable y «come, bebe y habla claramente», se felicitó Devauchelle, tras recordar que antes, al no tener labios, esas funciones le resultaban prácticamente imposibles de efectuar.

«¡Estamos estupefactos por la integración del trasplante en el rostro de la paciente!», exclamó.

Para evitar el riesgo de rechazo, la paciente, que resultó gravemente desfigurada en mayo pasado por la mordedura de su perro, ha sido sometida a un fuerte tratamiento inmunológico y se le han practicado infiltraciones de células de la médula ósea de la donante, precisó, por su parte, Dubernard.

«Hemos hecho lo máximo para asegurar el éxito de la operación porque no teníamos derecho a equivocarnos con esa paciente», afirmó este profesor, que asume la responsabilidad de evitar el rechazo.

La paciente ha sido debidamente informada de los riesgos médicos -tratamiento inmunológico de por vida- y psicológicos -seguimiento psiquiátrico a largo plazo- a los que se enfrenta por tratarse de una novedad absoluta, incluida la posibilidad de desarrollar un cáncer.

El uno por ciento de los trasplantados pueden padecer linfomas y de ellos un tercio muere, otro tercio rechaza el implante y el resto lo supera, señaló Dubernard.

Reconoció que tanto él como el resto de los profesionales que han participado en esta aventura se preguntaron si la operación «era moral», pero dijo que todas sus dudas se disiparon cuando vieron el rostro terriblemente desfigurado de la mujer, cuya reconstrucción era no se podía afrontar con la cirugía clásica.

Esa circunstancia la ayudará, según los psicólogos, a asumir su nueva imagen, que no debe ser muy diferente a la original, una vez que el implante se haya adaptado definitivamente a su estructura ósea, y más si se tiene en cuenta que el color y textura de la piel de la donante era muy similar a la suya.

Es mucho más difícil -dicen los especialistas- tener que enfrentarse a la mirada de la gente cuando se tiene un rostro completamente destrozado.

Para hacer posible esta «proeza», apuntó la directora de la Agencia de Biomedicina, se han respetado escrupulosamente todos los protocolos y se han tomado todas las precauciones médicas y éticas.

LOS ANTECEDENTES
La mujer, de 38 años, no fue atacada por dos perros. Tras sufrir hace unos días el primer trasplante parcial de cara realizado en el mundo, su familia ha hecho público hoy que trató de suicidarse con una sobredosis de medicinas, cayó desmayada y el perro que tenía como mascota la hirió (perdió la nariz y el mentón) al tratar de reanimarla. El equipo francés de médicos tuvo dudas morales antes de emprender la operación, pero se diluyeron cuando vieron lo terriblemente desfigurada que estaba.

No se han hecho públicas las imágenes de la paciente ni su identidad, pues según su familia quiere permanecer en el anonimato. Sin embargo, su hija, de 17 años, ha explicado que el perro probablemente salvó la vida pues logró reanimarla. A qué precio lo descubrieron los médicos cuando la paciente llegó al hospital, el domingo por la noche. Antes, se habían planteado muy en serio si la operación “era moral”, pero al ver el estado en que se encontraba la mujer sus dudas se disiparon, y se dieron cuenta de que la reconstrucción facial no se podía afrontar con una operación de cirugía al uso.

Los expertos aseguran además que se trata de la mejor solución para la víctima. Los psicólogos creen que asumirá mejor su nueva imagen, no muy diferente a la original toda vez que el color y textura de la piel de la donante es muy similar a la suya. Los médicos creen que le resultará más fácil enfrentarse a la mirada de los demás que si hubiera tenido que sobrevivir con el rostro desfigurado. Esta “proeza” se ha llevado a cabo además respetando escrupulosamente todos los protocolos médicos y éticos, según ha asegurado hoy la directora de la Agencia de Biomedicina francesa, Carine Canby.

El equipo responsable de la operación ha dado hoy una rueda de prensa, en el curso de la cual ha asegurado que la paciente “va bien desde el punto de vista médico, psicológico e inmunológico”, incluso mejor de lo esperado, según el jefe del servicio de trasplantes del hospital universitario de Lyon, Jean-Michel Dubernard. Sin embargo, quedan cuatro meses para que se sepa si la paciente recuperará la sensibilidad del rostro.

Los médicos han desvelado que, cuando la mujer pudo ver su nueva cara por primera vez, dijo: “Gracias”. Ahora “come, bebe y habla claramente”, algo que no podría haber hecho si no se hubiera llevado a cabo la operación. La piel, los tejidos subcutáneos, la masa muscular, las venas y arterias del implante provenían de una mujer en estado de muerte cerebral encefálica que se encontraba ingresada en el mismo hospital; su familia dio permiso para el trasplante. Como la ley francesa obliga a la restitución digna del cadáver a los familiares, un equipo de especialistas llevó a cabo una “restauración absolutamente destacable” de la cara de la donante, según Canby.

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