Antibióticos, sólo el tiempo justo

Expertos en infecciosas sugieren que el tratamiento antibiótico de una neumonía debe reducirse a tres días en vez de los siete o diez actuales El tratamiento con antibióticos puede inducir resistencias en las bacterias tanto por defecto como por exceso en el tiempo de administración.

Según informa Deborah Franklin el arsenal de antibióticos lo bastante potentes como para aniquilar las bacterias más peligrosas está menguando rápidamente en todo el mundo. Esto hace que los médicos especialistas en enfermedades infecciosas a los que el asunto les preocupa estén más decididos que nunca a que los medicamentos sólo se empleen cuando sea estrictamente necesario. Los infectólogos saben que todo antibiótico entraña sus riesgos y que, cuanto más frecuente y generalizado sea su uso, más probable es que los microbios perjudiciales desarrollen estratagemas para eludirlos.

Un equipo de investigadores de Holanda, donde el uso selectivo de los antibióticos ha llevado a unos niveles reducidos de bacterias resistentes, considera que los dedos acusadores de la medicina no han llegado lo bastante lejos. «Como médicos, hemos prestado mucha atención a cuestiones como qué antibióticos deberíamos utilizar para tratar cierta clase de infección, pero nos hemos centrado mucho menos en cuánto debería prolongarse ese tratamiento», señala Jan Prins, del Centro Médico Académico de Amsterdam.

El experto en neumonía de la Universidad de Pittsburgh, Michael Fine, dice que los médicos deberían reducir el uso de antibióticos, sobre todo contra numerosas infecciones respiratorias que son causadas por un virus o mejorarían por sí solas sin tratamiento.

«Pero yo no empezaría por la neumonía, en la que el riesgo de tratamiento insuficiente es muy elevado (…)En lo relativo a la resistencia a los medicamentos, tenemos cosas más importantes que hacer».

En Estados Unidos, la amoxicilina ni siquiera es el antibiótico de referencia para tratar la neumonía, comenta Fine, en parte porque el uso excesivo de penicilinas y otros antibióticos de amplio espectro para bronquitis aguda, dolores de oído, obstrucción de senos nasales, dolor de garganta y resfriados ha estimulado una resistencia generalizada en los microorganismos.

Muchos médicos citan con frecuencia la presión a la que los someten los pacientes como motivo para recetar un antibiótico «por si acaso» cuando la fuente de una infección del tracto respiratorio superior no se puede determinar con precisión. Pero Prins señala que los médicos holandeses rara vez tratan un dolor de garganta o una bronquitis aguda con antibióticos, y sus pacientes parecen aceptarlo, tal vez por el lenguaje que emplean para describir la infección:

«Es más probable que la definamos como un mal resfriado o una gripe, y que los mandemos a casa a descansar y beber muchos líquidos».

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