Un sector puntero en la I+D española

España tiene una deuda pendiente con la investigación y el desarrollo (I+D). La industria nacional apenas invierte en un campo que se ha convertido en imprescindible para mantener la competitividad necesaria para lidiar con el resto de economías mundiales. Esta falta de cultura científica o investigadores se ha convertido en un lastre para el desarrollo de la economía española. Sin embargo, esta regla también tiene excepciones, como la que podemos encontrar en el caso de la industria farmacéutica, uno de los sectores más implicados en el reto de la innovación.

Los datos no dejan lugar a dudas: España apenas aporta el 1% de su Producto Interior Bruto (PIB) al campo de la I+D, muy lejos del caso de Japón, que lidera este ámbito al dedicar un 3,12% de su PIB a la innovación; y del entorno europeo más cercano, que aporta casi un 2%. Gran parte de la aportación española parte de los laboratorios farmacéuticos, que representan el 17% del total de la inversión que la industria española realiza en I+D. Estos datos sólo lo equiparan al sector del automóvil, que supera levemente a la industria del medicamento.

La gran reivindicación de los investigadores en este campo se refiere, precisamente, a las dificultades con que las autoridades públicas están lastrando la capacidad de esta industria para continuar aportando su cuota al I+D español. La disminución de los precios de los medicamentos es una de esas trabas al desarrollo, que favorece a corto plazo a los consumidores pero que hipoteca la investigación futura de los laboratorios, al disminuir sus ingresos y su capacidad inversora.

Según los datos extraidos de la Memoria 2005 de la patronal Farmaindustria, los síntomas de estos obstáculos ya comienzan a notarse. En 2003 la inversión en I+D de la industria farmacéutica subió un 14,4%. Al año siguiente, volvió a crecer, pero con mucha menos intensidad, con un crecimiento del 7,6%. Y los últimos datos disponibles, referentes a 2005, confirman la tendencia a la ralentización del crecimiento, con una subida que se quedó en el 5,5%. Las voces de alarma se han despertado en la industria farmacéutica, que, a pesar de ser una de las industrias más potentes del país, corre el riesgo de perder su capacidad de seguir desarrollándose.

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