La innovación emigra a América

La innovación emigra a América

Europa está perdiendo la oportunidad de equipararse a Estados Unidos en su capacidad de investigar y ofrecer productos innovadores que puedan competir en el mercado global. En concreto, la industria farmacéutica, que representa el 20% de la inversión en I+D de España, está trasladando sus esfuerzos innovadores a América porque ofrece mejores condiciones para la investigación.

En recientes declaraciones a la prensa sanitaria, el presidente de la patronal Farmaindustria, Emilio Moraleda, revela que la industria está trasladando los centros de desarrollo científico de moléculas a Estados Unidos porque las políticas estadounidenses ofrecen un mayor tiempo de protección para las patentes, así como unos márgenes de beneficio que permiten continuar con las inversiones en I+D. En definitiva, mientras Europa pone trabas a los retos investigadores de la industria farmacéutica, Estados Unidos premia a los laboratorios con facilidades para continuar su labor.

Moraleda resume así las reivindicaciones que tiene el sector en España, en palabras extraídas de Azprensa.com:

«Tenemos dos demandas fundamentales en España: el reconocimiento a la innovación que genera la industria farmacéutica, algo que se tiene que entender como unos precios adecuados en cuanto a la relación costes y reembolso que suponen los medicamentos innovadores; además de la homologación a la ‘Europa de los 15’, en cuanto al tiempo que el medicamento permanece bajo la protección de su patente».

De hecho, si la situación en Europa es deficiente para incentivar el I+D, en España llega a ser catastrófico, según reclaman los representantes de los laboratorios. Su objetivo es que la protección de las patentes se amplíe para llegar, al menos, a una igualación con la Europa de los 15, donde la patente tiene una vida de veinte años (en España sólo alcanza diez años). Esta homologación es algo que no ocurrirá hasta 2010, lo que para Farmaindustria, supone la pérdida de un tiempo precioso para avanzar en la investigación farmacéutica.

La fortaleza de una economía depende, en gran medida, de su capacidad para ofertar nuevos productos y esta facultad se adquiere con el esfuerzo de los investigadores. Así pues, si no se premia a los científicos con incentivos a su labor, se corre el riesgo de perder el tren del progreso.

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