¡Niños, a desayunar!

¡Niños, a desayunar!

La obesidad crece de forma imparable entre la población infantil de España. A la falta de ejercicio físico y a la alimentación basada en grasas y fritos se unen las deficiencias en la principal comida del día: el desayuno. La Encuesta Nacional de Salud estima que el 59,5% de los niños dedica al desayuno menos de diez minutos; y el 6,2% ni siquiera se molesta en comer algo por las mañanas. Estas estadísticas inquietan a los expertos en nutrición.

Con el fin de concienciar a los niños y jóvenes de la importancia de llenar el estómago en las primeras horas del día, el Ministerio de Sanidad y Consumo ha lanzado una campaña informativa bajo el lema de ¡Despierta, desayuna!. La iniciativa se dirige principalmente a los chavales porque es a esa edad cuando se empiezan a coger los malos hábitos alimenticios. El profesor de Nutrición y presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación, Jesús Román, comentaba así la necesidad de incidir en los niños:

«La educación a los niños es el método más barato o de estropearlo o de arreglarlo; empezando desde la infancia garantizas adultos más sanos y ahorras dinero, porque una persona sana no gasta en sanidad pública».

¿Y cómo es el desayuno de a esas edades? El 6,2% de la población infantil y juvenil no desayuna habitualmente, una cifra que aumenta en la horquilla de edades comprendidas entre los 14 y los 18 años, sobre todo en los chicos. Sólo un 7,5% de los niños toma un desayuno completo, que debe contener leche, fruta, zumo e hidratos de carbono. El 19,3% sólo toma un vaso de leche y el 56% lo acompaña con algún hidrato de carbono, como cereales o tostadas. ´

Nada de esto es suficiente. La juventud española no se alimenta bien antes de salir de casa por las mañanas, lo que les resta energías para afrontar el día y es muy probable que incida en su rendimiento escolar. Además, puede ser el origen de enfermedades relacionadas con una mala nutrición: desde obesidad hasta dolencias cardiovasculares. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, explicaba así la intención de la campaña de su departamento:

«Resulta necesario tomar medidas a tiempo ya que, de lo contrario, un niño obeso será con gran probabilidad un adulto obeso. Y ello incrementa de forma notable el riesgo de padecer trastornos cardiovasculares, diabetes, algunos procesos articulares e incluso ciertos tipos de cáncer».

Así pues, acabar con la obesidad es el objetivo de los profesionales de la nutrición. Un reto difícil de conseguir si observamos que los hábitos de vida de los niños y jóvenes se basan en el sedentarismo frente a la televisión o la pantalla de videojuegos y en la alimentación mediante bollería industrial y productos grasientos. La pelota, según los expertos, está sobre el tejado de los padres.

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