Las líneas de investigación farmacéutica destinadas a producir medicamentos para los pacientes con VIH/sida se centrarán, de ahora en adelante, en buscar tratamientos individualizados para cada persona. La constitución genética y el ritmo de vida varían según el paciente, por lo que la administración de medicinas también se ve alterada en función de las necesidades propias. Son las conclusiones a las que llegó el doctor Enrique Ortega, del Hospital General de Valencia, durante el VIII Congreso Internacional sobre terapias farmacéuticas para VIH.

En este sentido también se expresó el doctor Josep Mallolas, del Hospital Clínic de Barcelona, habló de la necesidad de hacer «un traje a medida», teniendo en cuenta que no todos los pacientes absorben o metabolizan del mismo modo los fármacos, y manifestó que es:

«Muy bueno tener el arsenal terapéutico que posibilite muchas opciones; así dependiendo del paciente se usará uno u otro».

Este tipo de tratamientos individualizados, indicó Mallolas, implican que una misma sustancia no debe darse por igual a todo el mundo, algo que «explicaría por qué hay gente que fracasa y gente a la que le va bien» con el mismo tratamiento. «Si tuviéramos una batería inicial farmacogenómica del paciente, sabríamos de primera mano, que tipo de tratamiento le sería más adecuado» añadió. Conocer el perfil genético del paciente sirve para conocer que dosis mínima sería efectiva para cada paciente, según Ortega.

Por ejemplo, con estudios de farmacocinética se sabe que la población española tiene unas características específicas, lo que explica que en nuestro país las pautas administradas una vez al día sean más sencillas de utilizar, más cómodas y mucho más baratas que las otras opciones, aunque según los expertos, no hay que fijarse sólo en el nivel de masa corporal para ajustar la dosis de un paciente, ya que «hay muchos factores que deben influir en ello».

Además, el perfil de los lípidos es muy importante, es un valor más a tener en cuenta. «Cuanto menor sea su incidencia sobre el incremento en los niveles de lípidos, mejor», señaló, si bien precisó que éste tampoco debe ser el criterio único para decidir si se emplea un tratamiento u otro, según Mallolas.

En la opinión del doctor del Hospital General de Alicante Ximo Portilla, lo «realmente importante» es que toda «terapia de rescate planteé suprimir de nuevo la carga viral». Según Portilla, tenemos «armamento suficiente» entre los fármacos antirretrovirales para conseguir de nuevo la indetectabilidad de la carga viral del paciente y recuperar su inmunidad, «de modo que éste no progrese a sida y no muera».

En referencia al tratamiento con «enfuvirtida», comercializado por Roche como «Fuzeon», el experto manifestó que la reticencia inicial a este fármaco, (el primero suministrado de forma intravenosa), parte de los médicos que «no se atrevían a indicarlo pensando que los pacientes no aceptarían inyectarse dos veces al día».

Sin embargo, Portilla afirma que se está cerca de conseguir fármacos intravenosos subcutáneos antirretrovirales que puedan inyectarse una o dos veces por semana. Las recomendaciones del Grupo Español de Sida (GESIDA) y las internacionales indican que hay que conseguir la indetectabilidad de la carga viral en las terapias y que se debe saltar esa barrera de cierto proteccionismo para los pacientes.

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